Leo que una coetánea mía, se ha ido. Y siento como si fuera un amor perdido de juventud y también de madurez. Pero ella era una de mis sueños, que se fueron, poco a poco topando con la realidad.
Pero con Concha García Campoy se me abrió el mundo al periodismo. Esa profesión que de pequeño, asociaba al fútbol, para ser mis dos objetivos vitales, que sin embargo, no he cumplido ninguna de las dos.
Y como recuerdo, vuelvo a escuchar la entrevista que le hizo Javier del Pino, llena de vitalidad. Y me doy cuenta, de que amo, lo que soñé ser de pequeño y de que los seres como mi Carlos, Gabilondo, Angels y Javier, son míos, como son de todos, porque ellos nos respetan, cuando bucean en lo que nos rodea para que podamos elaborar y pensar lo que se nos arroja delante de nosotros. En esta fascinación por el periodismo, me viene también a la cabeza, la entrevista de Javier Gallego a Pablo Iglesias, porque muestran un periodismo combativo desde la izquierda, sin complejos, como dice este último; ya que desde el otro lado, se perdió el complejo, pero en este caso fue para entregarse a los poderes o económico, o religiosos o políticos y que estos desde arriba, fueran derramando sus prebendas, pero sin perder el control de ellas.
Ahora, que apenas miro a las estrellas, me olvidaré del suelo, para buscarte, mirarte y que junto a esos seres que me han ido haciendo, saqué fuerzas para luchar por ayudar a tantos seres especiales de los que estoy rodeado: los chicos de la PAH, que con cabeza, energía y entrega han decidido que ellos también pueden poner las normas, cuando un gobierno actúa como portavoz de los especuladores; los chicos que ayudan a destripar los juegos malabares que se han estado haciendo con el dinero, por parte de los banqueros y sus servidores. Y esos seres que se reúnen para defenderse de las multas, pero que su mayor esfuerzo y entrega es luchar para crear un mundo nuevo, humano y como me respondieron a un correo, llenos de besos de amor, aunque yo, también los había imaginado de besos de agua, que nos protegen sin saludarnos.
Concha, a veces cuando camino, ahora voy despacio y como pesado, ¡pero no!, camino como con vosotros. Pasos sentidos
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