Fuera de casa, fuera de la ciudad, fuera de tu país y sin embargo eres el mismo que ha sido expulsado por cada uno de esos ejecutores de las medidas que enriquecerán a los especuladores creadores de sus riquezas insanas aunque los bañen en alcoholes sin caducidad, amamantará a quienes están de paso creyéndose los dueños del mambo, aunque prepararán caminos para que sus proles puedan tener los caminos abiertos que quizás no encontraría en el conocimiento y encontrarán en los necesitados de palabras tabú: patrias, dioses, familia, los necesarios ejecutores, sin problemas en mancharlas; pero en esas plazas a vida, palabras que cuestionan, miradas que desean, danzas que juntas manos para hacerse más fuerte que esas aguas envenenadas o esos palos producidos en serie, sólo reconocidos por números y dureza, desconociéndose el grado de conocimiento empleado en su uso, para participar en la construcción de una sociedad.
Seres que pertenecen al mundo, porque amando lo suyo, miran más lejos, seres que escuchan para aprender, que atisban al atisbador, que palmean al cotidiano, con el corazón abierto que choca alegre en un juego de encuentro.
Seres que nacen y en el encuentro se hacen libres, aunque los miserables encuentren justificación para golpear con el orden envilecido por las mentiras. Cuánta podredumbre se baña entre las aguas coloniadas de las excelencias fabricadas desde el oportunismo embolsado. Pero ellos, si poseen, pero..
siempre la vida de los que salen por la mañana entumecidos aún por la humedad de los besos infantiles o del encuentro amado, para dar los pasos que les hagan SER, nunca poseídos
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