viernes, julio 19, 2013

Avanzaba

Todo iba, ¿siempre?, demasiado despacio. El viento había decidido parar en esos días. Aquel hombre, sudaba espasmódicamente y sólo encontraba alivio durante los tiempos narcotizados que debía mostrarse a la irrealidad que había instaurado. Entonces le lavaban, le perfumaban, le colocaban, le mostraban, las mismas manos que recibían sus monedas. Manos que sabían el arte de mostrar un espectáculo de la forma más deseable posible, mientras en sus entrañas salían las puses del dinero evadido que hubiera apoyado a una sociedad más justa; en sus ropajes más interiores pululaban las infectas púas que eran insertadas en el corazón de la sociedad, por desgracia, demasiado dormida, mientras exhibían sus exclusivas creaciones que les mostraban inalcanzables.

 Aquellos productores de la irrealidad, saciaban su avaricia sobre las pesadas espaldas de un outside.

¿A dónde necesitaban mirar ahora los abducidos por la realidad transformada?

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Siameses y mercader

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