Se encuentra en un pequeño espacio, alejado de lo que sería la comodidad de la atención cercana. Alguien allí se ha especializado en ayudar a ver la luz a quienes fueron fruto del encuentro en una fría noche de Noviembre.
Ayudará desde su infancia para que la familia pueda encontrar un punto de apoyo donde otear un futuro que allí está incierto. Oirá la voz del coetáneo Tom Joab que saliendo del Steinbeck patrio proclamara que estando mortecino el campo agriado en guerra y rodeado del pillaje de quien estuvo listo para desposeer lo que parecía heredado, emigrará a la tierra de las naranjas, pero estas sólo por sobrias luces. Tendrá la tentación de creer que viene todo concedido por quienes se proclaman elegidos; aquí ventanal de una ciudad que por estos fue cegada, escribo para señalar tu herencia que nos pertenece, porque me diste para que yo fuera, e intento ser, aún no fácil, amoroso con quienes se sacrificaron para abrir un espacio donde me llevabas a leer.
El Ateneo Obrero tiene la veracidad de ser un lugar de quien labora, aunque sus ocupantes vayan a ser puestos en cuestión por quienes reciben para lustrarse en los paneles luminosos desde la podredumbre en la que podemos crecer cada uno. Costará a la sociedad esa falsedad, pues es ella quien paga la factura de las obras recibidas.
Y si, hoy noventa; fuiste y yo siendo, beso
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