Ha vivido siempre en la sábana imponiendo su ley
En la gran sequía, fue feliz, la debilidad acercaba sus victimas
cuando las condiciones cambiaron, entre la vegetación, acechaba
Un día, sus victimas quisieron defenderse desde la unión
Él llamo a hienas y rapaces que sobrevuelan sobre el descuidado
Estos no disfrutan de los campos que les rodean, quieren poseerlo
Ciervos, corzos, cebras y otros decidieron remarcarse en sus diferencias
unos alababan sus cuernos, otros, su agilidad, otras sus divinas rallas
les gustaban a unos pastos altos, a otros, difíciles; a otros, recónditos
En estas vicisitudes Leoncio y sus secuaces se sintieron fuertes
Siempre buscando su placidez, encargan vallas, trampas y zanjas
Ya unos podrán desgarrar, sin ser vistos
Otros, taimados, apropiarse de lo material
Sus victimas, se echan en cara sus diferencias
A bocanadas, no encuentran aire para tanta asfixia
Don Leoncio, otea el horizonte, en lo lejos, su placidez
cercano, sus uñas desgarran, su suave boca, ahorca
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