martes, octubre 15, 2019

Siempre te buscaría, encuentro (27 días)

Tú eres encuentro, aunque nuestras ciudades se hicieron visibles
Si fueran invisibles los muros se convertirían en asientos de abrazos

Pero tu palabras deshacen los gránitos para caminar

 Si yo quisiera construir un espacio común, hablaría con el diferente para encontrar lo que nos une. Huiría de quién me encarcela en los símbolos que mercantiliza. Lo primero es arriesgado, difícil, trabajoso y a veces, agotador; lo segundo me entristece por quienes son tan pobres que solo tienen imágenes sin corazones.

 Me vuelven estas palabras que puse hace tres años. Al que es diferente, le seguiría buscando; al que me ofrece contundencia, le preguntaría: contundencia ¿a qué?, la corrupción que destruye a quien la sufre, pero no a quien la hace; contundencia con el que mercadea con las casas; contundencia con los especuladores que convierten un espacio, Mar Menor, en un agua para la muerte;

Señorones que andan por todos los lados, todos, les diría no vivaís de los símbolos, ni de las leyes que manejáis y si para la personas, aunque eso, y por eso no lo haréis, os alejará del poder, al que os habéis hecho adictos, sin terapia posible.

Servidores públicos, adictos a la leyes, pero sólo a las que favorecen a sus ideas; nunca hablaron de la destrucción de un tejido social, con la corrupción de quienes se llaman adalides de la justicia, que tantas y tantas putizan con los preservativos de los latex fabricados en latinajos y artículos de mil interpretaciones interesadas por el poder de la supervivencia.

Hola, hola, me nombras ¿verdad? si soy yo, tu soñada, tu idealizada, tu exuberante, tuya, La Ley, pero si tanto me amas ¿por qué me encadenas?

Satanizas a quien se rebela contra el orden, porque dices amarme. Pero tus labios me rechazan con tantos y tantos de tus actos turbios. Y sin embargo, te adoran por reflectar pedestales, mientras cavernizas tus robos, tus insidias, tus odios, con los que me pateas en mi belleza que sólo quieres tuya

Pides vivir en la ignorancia, para creer caballero defensor de la bella Ley, pero la vendes por tantas de tus codicias


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