domingo, octubre 27, 2019

la Biblioteca y su teatro


Tú, estás en esa habitación con vistas al silencio?, No podrás mirar, al abrir sus ventanas, a las palabras que se balancean en estaláctitas poses de los árboles mullidos, soñador de los silbos olvidados en los inviernos de pájaros sin nombre.

Meces pasiones con  Chemical Brothers, robóticos sueños para una alfombra de entrada a cuevas que nos adormecieran enlazados; tu cuerpo vibra en camarones y toques que ritman unos frios que barnizaban graníticas oquedades, donde yo te soñe poseido por estar entregada. 

Tiempos que huyen y sin embargo, correr por los entornos, en la belleza, en el equilibrio, me atrapan con tus besos que tatuaré para no ser vistos, más que por mis ojos que te buscan. 
¡Qué idiotez! ó ¿qué les rondará a aquellos que conviviendo en palabras, hechos, y lechos, más separados, o barras, les llevaron a ser miseros en suposiciones o cotorreos que por denigrar al otro, a ellos les envilecen, sucios?. 

Ahora me mezo en su regazo que soñe manantial, como en otros momentos, entre los cuerpos, único ser, conviví para ser eternos de esos instantes con ella. Besos que me acompañan, porque, fuera, allí en la biblioteca, enorme, poderosa, refugio de idas y vueltas, otra musa me observó y prefirió no coger aquel barco sin capitán que la llamará para ser sirena, poderosa que le paladeará la lengua de mieles que creyó intuir que no estaban plenas.

 Baja despacio, hasta el final, para ver, y rever, un teatro de trabajadores que crearon un lenguaje que les liberará de las cadenas del académico lenguaje que siempre les ungían sometidos. 

Adivinar la salida a sus encrucijadas, era coger el libro de la solución vital, del que su lectura te volvía a abrir más páginas, siempre anticipo del taconeo que se eterniza entre el pecho que la sueña, reina, sólo de un ser que siempre cabalgará sin reino

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