la verdad es que llevaba un buen rato, sintiéndome muscularmente cansado, llevamos más de hora y media jugando y ha sido pisar el balón, volar y bueno, para que queremos más, en décimas de segundo mi cabeza ha golpeado con fuerza el suelo y sí efectivamente, aunque no quería ha aparecido la sangre, aunque en ningún momento he pérdido la conciencia, ?????; si efectivamente la que me queda. ¡Qué tiempos aquellos donde podía presumir de cabezón!, ya ni eso, pero bueno parece como que tres horas después encuentro mis ideas en orden, en su cierto orden, Porque, ¿existe?.
Oigo por ejemplo, carne cruda y enseguida me siento nuevo fruto de la "nueva calma" que me lleva darles todo mi amor a estos chicos radiofónicos, porque son muy majetes, aunque a veces mal hablados; pero en ese golpe, algo nuevo he conseguido, con mi voz aflautada he sonado claro y he conseguido, introducirme en las ondas para que los oyentes me escuchen primero obviándoles a ellos, para mí que ese mi discurso basado en la familiaridad, la dicharería, harán más efecto. Ese mi cariño hacia los otros triunfará sobre esos poseedores de esas tristes ondas (no, no quiero, no quiero decirles cabronazos o hijos..., no, no) que sus lastimeras palabras surgen, como diría mi iluminador, fruto de sus paseos por las esquinas.
Me viene en el dolor aún ligero, ¿aumentará?, pero acompañado permanentemente se une al recuerdo de un lejano artículo de un tal Juan José y me digo, bueno si no prevalece ese artículo que corre Millás, será porque los mercaderes, políticos de peineta, hombres de fe, llevaban razón y aquel lejano artículo, ¿de cúando, cúando? oh, no, ¿ por qué no me viene? que apareció, hace, hace, hace, ah no, ¡ha sido hoy! no estaba basado en NUESTRA suprema verdad, de la cual me siento participe desde hace unas horas. ¿Por qué me aceptarán?, si, si si.....,
Somos limpios, guapos, vestimos a la moda, andamos con paso quedo, con una voz melíflua que penetra en los corazones, ¿cómo no vamos a albergar a lo supremo?. Aunque comerciemos con la vida nacida, las casas que no acogen deshauciados; los seres humanos separados, como ganados para la excelencia; porque tenemos la rara habilidad de atrapar y atosigaros al desválido, para publicitar nuestra entrega por ellos, si no lo digas, pero tan falsa como la foto de un presidente de una organización de fútbol, que abraza a un jugador perdedor mientras está mirando a los videomarcadores para ver si han recogido su piedad vendida, a las cámaras que subliman su gesto.
Resultado de ese pequeño planeo: tres puntos y una banderilla y una semana en ritmo slow y el cansancio por un partido de ritmo intenso compartidos con alumnos que ya preparan su petate para navegar a otros puertos. ¡Qué maravilla!, sentir su presencia en las ganas por enseñar y quizás mejor siempre aprender, aprender una vez más, por ejemplo, que no tenía necesidad de demostrar nada, que podía ser débil y ser aceptado, cuando pidiera más descanso o terminar porque no era capaz de seguir el ritmo que desarrollaban. Compartimos entonces y llenamos el zurrón con los hechos vividos.
¡Qué golpe!, dos días de cortes en el no ya joven cuerpo; como diría un familiar, ¡pareces ....!, siempre estás cayéndote. Si y levantándome para ver otros horizontes, aunque ¡molesta y si crea inseguridad, ¿cuando me caeré otra vez?
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