domingo, mayo 19, 2013

Estoy en plena cuesta, pero lucharé por construir comunidad

Y subo despacio, muy despacio, como en los días en los que, con la debilidad sentida tras haber pérdido tu equipo preferido, te sientes vejado, no por las bromas que te puedan hacer los ganadores, de las cuales espero poder disfrutar; sino de la sufrida por los que se sienten dueños de los colores que te han gustado desde tu tierna edad, por tus primos, tios y otros familiares, o porque, incluso, siendo débil, te aliabas con los ganadores para sentirte otro.

Esos mágicos dueños que te atosigan con la buenura, o la excelencia y te hacen sentir ser un desválido mental, incapaz de aceptar que otro te haya ganado y por ello, no te repiten partidos como el Atletico-Real Madrid del pasado viernes y a cambio, cuando zapeas por su canal, te repiten por enésima vez la victoria del Castilla, tan menospreciado en la práctica, contra el Villareal o te hacen el sentir el orgullo blanco, extendiendose en el tiempo, con la no menos inmensa victoria de los benjamines del club. Tampoco, para no dañarte esa débil autoestima, te repitieron partidos como el Real Madrid- Liverpool (tumba de presidentes bocazas), donde hubieras podido ver, como aficionado al fútbol, lo que siendo sólo un juego, tiene sus reglas, donde se impone la fortaleza y el compromiso del funcionamiento como equipo por encima del glamour de buñuelos sin sentido.

Días como ayer, donde en tu zapeos, no encuentras un momento de cordura, te reafirmas en tu alejamiento de ese fanatismo hipnotizador, sustentando y soportado desde los diferentes poderes para o lavar su imagen (me dicen las abuelas de mi barrio que se sentaron juntos la pareja representante de este Estado) o para negociar poderes económicos, con sus esbirros políticos enriquecidos, el reparto de los diferentes pasteles.

¡Qué placer apagar la radio de tu coche, empezado el partido, en un viaje de 30 minutos para regodearte con el pensamiento de las conversaciones compartidas ese día, o con los recien graduados alumnos o con antiguos alumnos, ya con carreras terminadas o con alumnas que viajaron a otros tipos de enseñanza!, ¡Qué ilusión y compromiso entregarte en su ayuda, tu ayuda, mejorando cada día!

A la mañana siguiente, reconfortado, me paro en el sendero primaveral, azotado por vientos frios que luchan por no irse, o para dar un lugar a primaverales resfriados o para sentir la viveza de esta época, expulsando, por ahora, el calor plasta. Abrumado, encuentro el báculo de una piedra para equilibrar tantos sentimientos de esos días:

La tristeza por una inacabada marcha de la religión de la Enseñanza. Es más, la toma por sus élites, ¿podriamos llamarles farisaicas?, de las plazas, como ávidos mercaderes de sus principios para obtener plebendas, como pago por su capacidad de llamada. Golpea la permanencia de una doctrina, que se iguala a una matería educativa, cuando debería llamarse, como ella misma gusta exhibir, un proceso de adoctrinamiento que me hace recordar un reportaje de hace años en un país de Asía, donde más que enseñar parecían preocupados para preparar a sus diferentes guerras.

¿Qué tiene que ver con las necesidades de la enseñanza actual, dar valor a una doctrina como esa?.

¿Tiene, por contra, una intima relación ajustar como algo prioritario la comunión de esta doctrina con una visión mercantilista del ser nacido, susceptible de ser adoctrinado para dar servicio al mercado?. Gracioso, que iluminado, mediático ministro y aupado sumiso presidente se suban este domingo a sus púlpitos mediáticos para dar un sesgo de preocupación por el fracaso escolar, quienes consagran apoyar a centros selectivos, abocando a la precariedad a quienes encuentran dificultades para seguir cualquier sistema educativo.


Oteas inmensos bellos horizontes, pero ahora, pierden su sentido, cuando enfrente se te va agrandando la testuz  de una cabra para compartir su espacio y comida. Te surge la idea, si no tienes nada en común, ¿Por qué buscarnos en un espacio para compartir ajenas vidas?. Quizás porque no te tienes que ir lejos para descubrir las mutuas ayudas; quizás, descubrimos nuestras propias limitaciones y por ello, nos respetamos para una larga convivencia,

Y merecerá seguir escalando, dolorido, por terraplenes que te llevan a espinos que dañan tus desafiadoras pantorrillas, para ver las caras y, sobre todo, sentir la fuerza de los corazones que no descansan por el bien común, porque te encontrarás con los sabios (Pedro Olivas, médico de la Paz) que desnudan a través de una presentación en powerpoint, "El golpe sanitario" a los carroñeros que preparan, codiciosos y al limite o dentro del delito, el camino parar matar a la sanidad pública, sometiéndola a la sanidad privada, que se alimente desde los despojos, donde ellos habrán elegido.

Y sientes, calor y vértigo, cuando habiendo retomado tus pasos te asomas al balcón, no ya para mirar arrobado la belleza de la tierra que te ha acogido durante años, sino cuando te enfrentas a las palabras de la revolución interna de cada uno de nosotros a la que te invitan gente como Josep Marti, Ada Colau, Josep Fontana, Monedero e Itziar.

Y nos encontraremos, caminando, ausente ya el tiempo de contemplar el vuelo de lo inapetente


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Siameses y mercader

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Zaida, Fernando y