viernes, mayo 31, 2013

Me encuentro al cerdo sabio

Si, efectivamente otra vez he recibido la orden de ser el "payaso" de sus fiestas; yo que antes era el que les ponía de rodillas ante mis...., mis dadivosas manos, y ahora ya me ven, obligado a lamerles hasta sus costras con el fín de mantener algunos de mis antiguos privilegios de los que me cuesta prescindir; para ello se intenta ganar un dinerillo con lo que manden los señores, que siempre, ellos insaciables, consiguen burlar, (nada por aquí, nada por allí) algun contrato público, de difícil seguimiento y claridad.

Debo decir que yo era un fenómeno, les había iluminado o abducido por las palabras inducidas desde las lecciones de mi personal couch, de como crecer; pues hace algún tiempo, demostré que yo era el más listo de los tres hermanitos, cuando ellos sólo hablaban de que sólo podíamos vivir en casas de paja o de barro.
Yo, me hicé la casa de piedra, el único trabajo que he hecho en mi vida, que por cierto tan poco es real, ya que ilusioné a otros con algunas palabras mágicas aprendidas de libros de autoayuda para que el trabajo duro lo hicieran ellos.

En poco tiempo, cuando ante algún eventual pequeño problema meterológico, magníficado convenientemente, todos soñaron con tener una casa tan sólida como la mía; por fín vi cumplidas mis previsiones, todos soñaban con tener esa mi fantástica casa de piedra. Para entonces yo ya había descubierto la estúpidez de trabajar y ¡más por los otros!, por lo tanto me había encaminado a la especulación , por lo cual ordené que las casas demandadas, ya fueran construidas de cartón piedra. ¡Cómo me pedían esas pútridas casas, sin parar y además auspiciadas y protegidas por aquellos menesterosos mercaderes que para parecer especiales y vivir como seres únicos en sus apariencias, me ponían las alfombras a los mejores terrenos y a las mejores condiciones.

Aquello no erá posible, yo lo sabía e intenté buscar otros lugares, donde hacer mi magía, pero allí, ya tenían sus propios falaces magos, así que  me quedé, pero, ¡joder! se hace duro.

Yo, que apelaba a los edulcorados anuncios, lleno de trampas, que eran a su vez utilizados por los tramposos y maquiavélicos seres que unían en su sucia pulcritud hechos diferentes, para crear falsas percepciones, ya me ven: convertido en un cerdo, sabio, si, pero cerdo.

No hay comentarios:

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y