Jordi Evole; cuando el ansia de saber choca con la codicia
Algunos escriben sus excrecencias, como si lo marrón fuera el color del cielo. Si además lo hacen apoyados en tronos agujerados, el alivio le resulta inmediato, porque a lo extraido, pueden añadir la aceptación de lo compartido, desde las pocilgas que empozoñan lo vivido por seres comunes; estos doradores de lo común con patinas de medias verdades, alancean la memoria de seres que se rebelaron contra las medidas compartidas por tiranos, sátrapas que embarcaron a sus paises en la sinrazón de sueños criminales.
Ante la búsqueda de su adoración por parte de esos seres enanos morales, surgen surferos de las más variadas olas, que nos invitan a sentir el vértigo de descubrir nuestras habilidades en las mas variadas tablas que nos ofrecen la realidad. Jordi Évole, sólo un ser humano, nos da la dignidad de su respeto al presentarnos esos variados paisajes; comprendamos la profundidad de las diferentes olas, desde la desnudez de quitarnos ropajes que nos impidan disfrutarlas en su plenitud.
Luchemos porque esos Tom Joabs del periodismo, permanezcan rebeldes ante los que quieren postrarnos ante sus altares.
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