Ayer quería ver algunos de los lugares donde se perpetraron los juegos de casino que nos llevaron a esta situación.
Estaba todo tan limpio, tan pulcro. Ví a los grupiers (hace muchos, demasiados años, alguién en holgada posición marina me recomendó ese camino, yo pobre) necesarios para que esto suceda y fieles seguidores porque en ellos les va la vida y su bienestar, aunque debieran saber, como sus jefes, los arrabales y pozas de defecación sobre las que están construidas sus vidas.
¿Salen satisfechos a por su café porque cuando hicieron de malabaristas ganaron y ahora siguen ganando porque debemos salvarles?.
- Que miren a la cara a quienes sabiendo que en caso de crisis, perderían sus casas; Vendedores de manos impólutas, observarían la maestra disección de manos sin escrúpulos.
- Qué observen como sus amos ahora marchan a por la sanidad y escuela pública. Ellos, libres que eligieron con la libertad de pagar bajo cuerda, horas extras impuestas, o ayudas a fundaciones encauzadas. Se entregaron a la libertad de los centros a imponer sus condiciones y si esos centros fueron libres, les bendecirían con esa libertad, les apartaron de los hijos nacidos bajo nieves o secarrales
- Qué observen su orden, publicitado desde la excrecencia convertida en celofón y que sólo se pueden imponer por otros seres tabulados, hoy igualmente azules.
Camino mareado de observar su silencio complice.
Navego aliviado, en la tarde donde navegantes buscan un rumbo. Un día nos daremos cuenta que cogiendo nuestra pala, desde la propia torpeza, nos haremos hábiles para descender en el río de la vida.
Sentirse ahogado en la luz cegadora, despertar en la caida del día donde nos encontraremos aliviados de nuestras cadenas. Somos ahí, ¡qué empiece una voz! ¡Sentirse útil en el día a día!
¡No ahoguéis ni una sola voz! ya la hunden durante cuatro años los filibusteros con la piedra de los votos.
Amad las respuestas, que os quiten la razón, para enriqueceros.
Entonces quienes ocuparon mi espacio, no sabrán que estará extasiado mi pensamiento de ver a la gente ser por ellas mismas, quitados los pesados ropajes de los ensueños creados.
Ocupad mi cabeza, quienes ayer caminabáis; discutirme, embriagarme del olor de la voz levantada porque otra vez, hemos vuelto a dar nuestros eternos primeros pasos a nuestro común objetivo que no serán paraisos de diseño, sino encuentros con nuestros pasos terrenales.
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