Sentía que iba a desfallecer desde el primer momento; corro a una velocidad infinitamente menor de la que fuí el otro día, pero quizás no sé apoyar de otra manera a Eva, Martín, Mario, Domingo y a la tantísima gente que, ellos sí, están ayudando de forma positiva.
Creo en su trabajo y creo como díce Ada Colau, que el parche de estos días de reunión no pararán lo que con su ceguera ante su ansia vendedora de un crecimiento infinito, han generado los dos partidos mayoritarios.
Ante un problema salvaje, valentía no parches calientes.
Paseo atado, años después, quizás a los miedos, quizás a pretender ser sólo lo pasado, pero me encuentro con las palabras batientes de quienes son imprescindibles porque siempre luchan; exhalan su calor que me penetra, les agradezco tanto a Pedro, Marta y Miriam que me consideren de los suyos cuando he caminado errante a los corazones de quienes me labraron.
Soy la señora Rosa, que vive en los barrios de la Creu Alta temerosa que en el futuro, las luces de neón absorban los destellos que emanaron de una vida nacida en casas encamadas de trigo. Soy ella y los que me lanzaron sus manos en palabras para tejer fortaleza ante las cuentas de resultados
No hay comentarios:
Publicar un comentario