lunes, febrero 03, 2020

Spotlight entre sendas

Segunda parte de un día especial.
Cuando me despido de Belén y Mónica, a los pocos metros me encuentro con un ciudadano caido. No es tiempo para indiferencias, me acerco, sangra, dos personas están a su lado; el chico le sujeta y está agachado, la chica, en sus cuarenta años, cerca pero, más alejada. Les pregunto si han llamado, no; enseguida llamo, enseguida me responde, muy pronto llegan, cuando ellos se sitúan, yo, empiezo a desaparecer; me despido de su novia, porque antes me indicó que había bajado, porque él le había llamado al encontrarse mal. El chico ha perdido bastante sangre y las gafas se le han roto por un cristal, ha caido hacía adelante, cerca del bordillo, no le querido mover, su inmovilidad me ha puesto en alerta. Los profesionales del Samur están actuando con una gran profesionalidad, cuando me voy siguen sin haberlo movido. No soy importante, la ciudad sigue funcionando.

Leyendo de vuelta a casa "Hommage of Catalonia" de George Orwell, en la cabeza se me cruzan los periodistas que debieron alucinar con la situación de guerras en mitad de una Guerra; ya nos lo narra nuestro personaje, terribles consecuencias; el valor de aquellos que pararon el golpe, narrado también en sus veinticuatro, se les ha negado y sus derechos también. ¿Dónde está el orgullo ante la autodestrucción?
La película Spotlight, americana con todas sus consecuencias, valiente porque como Filomena expone un tema  que siempre es tapado por un aluvión de noticias por un lado, y por el silencio de las alimañas que ante estos temas, les callan con la promesa de sacar carnuza de una piedra de colores. Trasladaba las imágenes de esos personajes, al ser humano Mónica, al doctor Ramón que nos describen como han debido ir completando las informaciones, con las narraciones de todo lo que rodea a las circunstancias descritas. Siempre me viene a la memoria el primer libro que leí de Albert Camus, "L'etranger" lo que me costó entenderlo por el idioma y por todo lo que conlleva el tema tratado. Me pareció magistral, tengo una deuda de lectura con el autor. Nuestra ponente llega a los más diversos personajes, porque como dice, ellos quieren contar una historia pero también por algo que nos dijo Mónica, la honestidad y me repite hoy la protagonista: estoy aquí porque me importas. Siempre la percepción de esa sinceridad, da una cierta confianza a quien te va a transmitir su punto de vista.
Finalizo el día, viendo los pasos dados por Jordi Évole para empezar su serie de entrevistas. En alguna casa derruida de Bagdad, en alguna calle de Jerusalem, por Shangai camina un personaje que me contará una historia que detrás habrá tenido claves. La primera habrá sido salir de su zona de confort para que no haya un contador universal de tantos millones de pequeños detalles.
El último libro que he clasificado hoy ha sido "Juan Martínez estaba allí", de Manuel Chaves Nogales y el siguiente por leer "Frankestein estuvo allí", de Ahmed Saadawi.
El primero periodismo en las entrañas de la Rusia de los Zares, que cambiaba a la URSS, de una revolución fallida. El segundo, sus páginas me desentrañaran los porques de noticias ya oídas y algunas comentadas ya por Mónica G. Prieto en sus libros


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