Ahí me han puesto, desde hace tiempo aquellos canalones vegetales. No estaban todo lo bueno que me habían explicado, quizás porque al hervirlos la puerta hizo un ruido sordo y la dosis de calabacin se mezcló antes de tiempo con el tomillo. Nada que no pudiera solucionar en próximas ocasiones.
El caso es que el corneta, mi primo, salió de su casa sobre las seis de la mañana, busca recoger ornitorrincos, después de aquella riada. Se suelen desorientar y se ha dado el caso que alguno ha aparecido en mi habitación pidiendo la hora, ¡qué cosas tienen desde que juegan al mus!, ¡menudos pájaros!
Yo, allí, en la esquina pensaba, como tienen mala fama y se dicen tantas cosas, que tendría algún ofrecimiento, pero que va, era el día de la radio y me empezaron a contar sus historias gente como Siniestro Total, después de tantos años, mis compañeros; podrían decir que si que existen episodios muy tristes, pero tenemos espejos kaleidoscopicos por delante para dar nuevas esperanzas. Algunos insisten en deshumanizarnos, en decir que las devoluciones en caliente puede ser legales.
Pum, golpe en el gemelo, la pescadilla puede estar buena pero se muerde la cola. No podríamos decir a un ser humano, destripado, como la calabaza humana de "Amanece que no es poco" se le tenga que tratar como un plástico abandonado porque haya descubierto que su tierra no da más de si para toda su familia y salga en busca no sólo de su salvación personal sino el ser soporte de todos sus seres queridos. Nico Castellanos, periodista de la Cadenaser, ¡hola día de la radio, hola carnecruda! ¡os quiero!, busca dar voz y visibilidad a nuestros predecesores, porque los nuestros, son los ellos de ahora, vamos, resumiendo, que me siento nuestrello.
En el esquinazo, piensan mis castigadores, a veces me enfado y les llamo, por si les afecta, mis madames, que no da para nada de si; pero si, con una mínima iluminación, que llega de la luz única que tanto años nos han dado las luces "platonifranco", podemos conseguir ver a otros migrantes, los de las guerras, los niños arrancados a las pizarras donde se aferraban para el conocimiento, y que sin embargo debieron salir para no sufrir las consecuencias de los respectivos matarifes nacionales, en nuestro caso, estos días se conmemora "la desbanda" y su inductor enterrado en una Catedral y los cuidadores de está, adoctrinando.
Jodía esquina, dos paredes que confluyen, una cabeza que da vueltas. La montaña, el mar, la carretera, quebrar vidas con alevosía. Y el ser humano, sangre caliente, hervida por los miedos marcados por los irracionales.
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