sábado, febrero 15, 2020

Devoluciones en caliente

Querido tú o yo

A ellos les da lo mismo. A mí, mi profe me ha mandado una redacción sobre el estado y sus leyes. Y bueno, estoy hecho un lío. Mi tio anda atareado con sus historias de bailes. Joder, que tiene 58 años y no estamos para cuidarle a él. Me dice, coge un vaso, permanece quieto en el espacio, rígido, mostrando empatía con el público. No bebas, espera, estás en la oscuridad y tu te fías de mí, de todas maneras he metido el líquido en un recipiente no transparente.
Le hago caso, pero para mí que está pirado; entonces me dice desplázate por el espacio en equilibrio, en seguridad, mostrando tu confianza en tí mismo y en el contenido que yo te he dado. Traza cuadrados, traza líneas rectas de escape, de mundos posibles, de amor, de descubrimiento. Muy bien, gracias por tu confianza plena en mí, me honras, quizás nos debiéramos conocer un poco más, pero parece ser que todo lo que supones, anterior a nuestro encuentro, te ha dado una fe ciega en mí.
Lo que decía este tío está pirado; no sé tan poco me han contado cosas tan malas de él; podría desconfiar pero me da vidilla la corriente.

Devoluciones en caliente. CTXT. Amanda Andrades


No, no puede ser, me dijo que quedará otra vez quieto en el centro de la sala, que yo sería el centro del mundo.....; y le seguí el juego. Pero hostias, meterme una serpiente en el vaso y decirme que bebiera su contenido. Está loco, está absolutamente ido, estoy desplazándome por todo el escenario, sin control, perdido los nervios, mirándole con una rabia inconmensurable. ¿Qué moral le guía?; dios, paso del más absoluto descontrol, en mis desplazamientos, en mis movimientos de manos, de piernas, de brazos, a una quietud, mínima, pero cada vez mayor, para intentar controlarme. Para mirar el espacio recorrido y sobre todo, para intentar rehacerme, pero dura tan poco tiempo, esa parada. ¡Cuánto miedo tiene que tener mi tío, una sociedad, para que lance a los desvalidos contra el despertar de su confianza, el esperar que el rico, el que desvalijo todo un país, pueda tener algun sentimiento de empatía o conmigo, o con el desesperado que huye, porque en sus tierras, en sus aguas también introdujeron boas constrictor  que les ahogaba con sus "abrazos" de explotación.
Extenuado, he caído, en un rincón, oscuro, mi tio estado espera mi parálisis.
El primero para seguir experimentando impúdicamente, porque quiere crecer como coreógrafo, su afán de notoriedad, de ser único, le ha hecho olvidar que soy, no ya su sobrino, sino un ser humano. Al mismo que una sociedad aterrada por las consecuencias de su egoísmo y el no renunciar a nada, ha hecho encontrar los culpables en los diferentes, en los que vienen de fuera. ¿Qué esperanza hay?, si ahí, desubicado, no me llega ni la más mínima tenúe luz. Hundido en la sala, la luz me busca, mi cabeza se levanta, ve a los contratistas que encuentran a políticos amorales, destructores, capaces de enfangar mis pasos en la sala, también los encuentros entre los seres incapaces de pensar en la podedumbre humana de esos villanos 

CTXT. Gerardo Tece y los parásitos

y sin embargo, cuando me encuentro postrado, percibo ese haz, detrás de él, puede ver ojos que buscan, que se desperezan, que brillan, que rezuman ingenio en sus miradas charangueras y me arrastro, pesado, como clavado, pero me desperezo en los pies, sus dedos que buscan cosquillas, mis tobillos sienten con los círculos que trazo, mi pelvis se eleva llevando a las piernas y mi tronco con su cabeza, a girar, a girar, a voltearse, hasta que encuentra una senda, un, dos, tres, cuatro, chachacha y encuentra brazos, y cuerpos con mentes que vibran. Y se van, se van, libres, ¿a Venezuela? ¡Qué hostias no me ves que estoy en esta sala!
A ellos, ahora; a nosotros, cuando puedan, nos nombran sus enemigos. Tapar incapacidades

Como recuerda Gerardo en su carta, decía José Saramago: "si tenemos conciencia, pero no la usamos, para que sirve la conciencia. Europa, sus urdidores, buscadla en lo que hemos sido; crecer con ella, entre nuestros miedos

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