sábado, junio 01, 2013

Yo, perdonad, estoy de acuerdo con la señora opinadora

Efectivamente, aunque parezca increíble, no creo que haya estado más de 4 minutos , en todos estos años, viendo cualquiera de los programas de debate que se dan en los sábados noche en dos de las cadenas privadas. Hoy, habré sumado otros 40'' y me ha dado tiempo a ver el razonamiento de una oxigenada señora, que muy ecuanime, llena de contudencia venía más o menos a decir: vamos a ver, llega mi marido me trae dinero o regalos y vosotros creéis que le voy a decir dame la factura o los movimientos de cuenta porque dentro de unos años voy a demostrar que tu eras, en estos momentos era un chorizo.

No, no puede ser, no es posible, ni creible. Una mujer enamoradas, nunca le va pedir esas facturas; bueno, podría ser que incluso sin estar enamorada; ya sabéis como educaban y tienden a seguir educando a todos nosotros, los machos: ellas, de nuestras costillas.

Al cortar tan pronto la visión de este programa, ahora, sentado, me imagino lo que habrá dicho después esta clarividente señora:

"- Yo si algún día llega mi marido con dinero le digo: "¡Qué pasa tron!, tienes una máquina de fabricar dinero o ¿qué? (¡cómo me mira!, había bromeado), relájate y vamonos de fiestuqui, que esto no nos pasa todos los días; eso le dijé en los primeros días; luego ante la cotidianedad con la que estaban llegando, o dineros o regalo, me pusé a pensar ¡joder tanto nos da la huerta que él insistió en poner en nuestra nueva masión!, pero bueno yo en esos momentos, le decía entre cabeza de gamba pelada y sushi: como me pones, machote, esto es una maravilla, encima me dicen tus amigos del Ayuntamiento, que no aparezca hasta ultimas horas de la mañana, que me ánime a ir a estas tertulias, donde yo me puedo desarrollar en toda mi plenitud. ¡Y vaya que me suelto!, no me conocen estos a mí!

Asi que tránquilos, pelagatos, yo me entrego a lo que va surgiendo en la vida; para eso, pusé toda mi confianza en este pedazo de mi hombre. Pasamos miserias, era más bien vulgar, pero con que decisión se dirigió a mi y a mis sueños de grandeza. Ahora, recogemos, ¿lo sembrado?.

Me tuitean en estos momentos: ¡que grande eres, que claridad y concisión!, no se cansan de alabarme.  Si la pantalla me quiere, para que decir lo contrario. Yo creo que con el oxígeno, nos venimos arriba. Me siento en cierta manera, una enviada, para nada SOBRE actuada


No hay comentarios:

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y