lunes, diciembre 05, 2011

Proponiéndome

Si estas en una transitada calle, y de nuevo te abordan seres que ya te aburrieron con sus mercaderías; pensarás: nunca se rendirán, está en juego su supervivencia, descubrieron que les apetecía vivir de esa manera, prescindiendo del origen de sus productos, que irán adaptando según las modas impuestas. Al cruzar otra vez esa calle, te requerirán para que les compres o los vendas, sabiendo ellos que odias la baratijas, cubrir sus necesidades les es más importante. Y sin embargo, quizás tahúr, te asomas al balcón porque quieres adornar la oxidada valla de tus propios colores y también exponerlos a la critica, al escanio, al debate, a la limpia, a la siembra, al trillado, al optimizado aunque sepas en que saco se hunde lo perfecto. Así propones un juego de descubrimiento a la estúpenda que habla de lo transitorio de lo extraordinario, emplazándola a poner límites al derecho a marcar el precio de una casa, a tasadores, mercaderes, saqueadores, trileros de la especulación. Origen de tus medidas encaminadas a un falso ¿comunismo en el pago?. - Suavemente la indicas el camino de la libertad, no de los que la ejercen utilizando la enseñanza para exclusivizar con medidas que apartan a un determinado segmento de la sociedad por mor de donaciones, exenciones que desgravan o cargan al impuesto de todo ciudadano, (seguimos con el comunismo en el pago?) - Recordarás de la inconveniencia de la mentira a quienes ofrecen la excelencia en sus escaparates, a crédulos clientes que en lo que toca a apartar lo inconveniente, saben que cumplirán estos proclamadores y en cuando a lo primero, a ser únicos, esconderán la cabeza como avestruces, sabedores de precios a pagar. - ¿Susurrarás firmes palabras a sus huestes para que el dinero escamoteado sea aparecido y deje entre otras cosas, de alimentar fanatismos y odios? Y si de ella, siempre tan estúpenda como irresponsable, no pudiera esperar nada, porque sus insidias nunca tuvieron consecuencias. Trazaré mi propio camino, donde intento encontrar quien me enseñé a vadear arroyuelos, a evitar dañinos pinchos, a elegir en bifurcaciones, no entre lo más rápido, sino entre la conveniencia. - No me engañaré con los brillos de luces tan encandiladoras como esclavizadoras; ¡Qué conveniente hubiera sido que la caída a la realidad la hubiera hecho una ideología ajena a los mercaderes! - Seré consciente de ser quien soy para no dar mi sonrisa y mi voluntad a bancas, ansiosas de beneficios; exigiéndolas que la entrega de alpistes a pequeños pajaritos sea después de haber asegurado no esclavizar a toda una sociedad. - Me llamaré a buscar un mundo alejado de las dependencias de los aduladores, de los abrigos de los explotadores; ser consciente de ser, huyendo de la exposición del estar

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Siameses y mercader

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