Qué espero de una socialdemocracia?
- Dice Toni Judt, austeridad, y esa es una palabra, sólo nuestra, que efectivamente tiene muy mala publicidad, pésima diría yo, pero nunca deberemos abandonarla, porque nuestra vida real está basada en lo que podemos obtener por nosotros mismos, sin necesidad de que nadie nos allané caminos y donde nunca nos dirán los medios necesarios que debemos ir pagando.
En experiencias anteriores, alguien dijo que nunca cogería nada que le diera quien le había intentado utilizar. Sabía que el otro algo sacaría y que incluso, eso nuevo le creaba unas obligaciones que antes no tenía. Sé que no es una sociedad preparada para eso. Cada segundo que oye una persona un corte publicitario, es una puerta abierta: a la conquista de su amor soñado, a una casa que le hará más libre, a una colonia que provocará pasiones, a un colegio que le ofrece lo más exclusivo a lo que se siente obligado el padre a atender.
- Sabemos lo que nos ha llevado a esta bastarda situación pero ellos nos dicen de lo que debemos reducir: Sanidad y Educación y nuestra sorda labor, pero continua es poner en valor, en mucho valor estos dos fundamentos de nuestra sociedad: Educación Pública que no discrimina, que bien apoyada, como ayer decía una carta al director, en Finlandia obtiene unos magnificados resultados; una Sanidad Pública que atienda a nuestros mayores, a nuestras necesidades sin preocuparse de los costes porque fuera implícito en nuestra forma de ser, respetar lo que es nuestro y donde sabemos que entregárselo a quien tiene como objetivo dar beneficios es el principio de una esclavitud primero y luego de una caridad que tanto daña a la dignidad del ser humano.
Esos bancos que quisieron ser ricos como miserables por buscar esclavizar a quien decían ayudar.
Esos buscavidas que obteniendo sus beneficios, en los que me gustaría se bañaran llenos de mierda, el mayor daño hecho es haber encarecido casas y la vida normal del 99% de los seres humanos.
Esos políticos que nos daban, para recibir; sin tener la responsabilidad de pagar los desaguisados cometidos y protegidos en las manadas, no de animales que se protegen por la vida, sino en las familiares manadas que se protegen por la avaricia de ser únicos en sus beneficios.
Ellos, políticos, han sido colaboradores necesarios de esa locura colectiva conducente a la humana avaricia: trenes exclusivos de alta velocidad, faraonicos inhumanos edificios albergadores de las minucias que tapaban los beneficios ocultos de hacedores y procederes .
Ahora son muñecos hambrientos de dinero, ejecutores de medidas punitivas sólo para el normal consumidor y sin embargo, enriquecedores para quienes siempre están preparados para recibir los beneficios de ser unos seres carentes de escrúpulos
Y nosotros que no comprendimos donde estaban nuestros límites y participamos, pobres ilusos de sus paraísos, incrementando los precios básicos como pensando que quienes vinieran a nosotros, serían los tontos que se podía pasar fácilmente de 60 céntimos de euro a un 1 euro, y que no comprenderíamos que la vida en una día había subido un 60 por ciento.
Nuestras medidas de austeridad deben ser dichas:
- Esos bancos, que compran a menor precios al que luego nos cobran a quienes les hemos prestado
- Esos bancos que venden las casa confiscadas a quienes engañaron con argucias que sólo deberían y podían conocer ellos, antes de pasar por hacienda, para no pagar una tasa que debieran pagar y de estar manera seguir defraudando a nosotros, al Estado un dinero que nos es propio.
- Esas otras grandes entidades, que dando su apoyo a bancos y políticos, obtienen beneficios que les sirven para exhalar sus otros mundos, ya mercantalizados
- ¿Por qué no nos hemos atrevido con todo eso?
Existe una socialdemocracia, humana, bella, necesaria.
Existen seres que quieren seguir viviendo de ella pisándola como una alfombra por la que pasar para llegar a sus beneficiados mundos.
Y esta mi prima, que me puso el correcto acento, en la frase de que no se haría una revolución donde la gente no pudiera bailar. A veces, golpean tanto y tan fuerte, que los pies llagados se quedan sin ritmo en los pasos.
A ella, mi amor, y mis torpes frases, para darle azules a los días oscuros.
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