miércoles, agosto 21, 2019

Libertad, ¿de quién?

Palabra, plantada en el cielo para poder ser compartida por todos. Cuando te la pronuncian, se apagan todos los neones, se oscuren las luminarias eternas de las carreteras de entrada a la ciudad, se hacen opacos tantos y tantos reflectores sometidos y la ves.

Largos campos sin piedras y montañas
Imágenes llenas de fortaleza y precocidad
Baños paradisiacos con árboles por beber
Empatía por todos nuestros posibles sueños
Truenos que anuncian lo que aspiramos
Ambrosias emanadas de cuanto se puede
Dados que siempre obedecen para ser: único

Y la palabra proyectada con estrellas que la ensalzan, nos entra, nos invade, nos besa, no endiosas porque en la noche del ser humano, no encuentras la salida  a la luz que identifique los andamios que la sujetan, y quizás a golpes, entre penumbras, topas con un tomate de un huerto, generoso ante las huidas y los despistes y en su propio aroma, encuentras una luz que te desvela la naturaleza de ese prodigio, siempre dicho en los altares mediáticos: libertad, y uno por uno, te hace comprensible nuestra naturaleza humana, siempre por hacer, siempre caminando sin magias, que por bellas, por imposibles, son mentirosas para nuestros viajes del día a día, del segundo, a segundo.

Y con la mano te deletrea

Lugares arañados a las inclemencias en la que te naces
Igualdad olvidadada entre los multiples manantiales
Barcos debilitadas por los oleajes, que necesitan verse
Emanar aguas, que ciegan sus origenes para postrarte
Tapiar puertas para hacerte ver los imposibles muros
Andrajos que permanecieron entre multiples dentelladas
Descubre que su LIBERTAD, tiene precios diferenciados

Y te preguntas, porque está palabra está en boca de quien domina, posee, manipula, somete y como es el sueño de quien postrado cree llegar a ella, entre las minas de los primeros.

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