Escurre vuestra bazofia sobre vuestras cuidadas cabelleras. Se acerca lenta, pero innexorablemente a vuestra boca la inmudicia de vuestra hipocresia. Plebendados los embellecedores que tapa, que anula vuestra ededumbre. Intento razonar y tirar por los suelos vuestras lógicas; sardónicas sonrisas surgen para despreciar mis intentos; no debo tener miedo, mientras sólo sea el anónimo escribiente. Dagas fanáticas obedecen vuestras insinuaciones. Escudos protegen vuestas miserias de Leganes. Sábado festivo, protegidos por quienes debieran recriminaros vuestra inhumanidad hacia seres que hoy queréis defender. No encuentro mayor maldad que teniendo poder permanecer inerte, y hoy caminas dichoso. No sentirás en cada paso el crújido de tu bota sobre cada una de la ausencias de tu inación.
Transmitistes odio a la sociedad y hoy, quienes te arropan, te debieran repudiar y no rebajarse a aceptarte. Al viento, alas al viento, volando espléndoroso sobre tus heces
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