sábado, septiembre 28, 2019

Fases para nuestro propio encuentro

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Tomo de FESCIGU, la foto que nos pusó ayer, para concierzarnos sobre el único planeta que tenemos para amar, soñar, caminar, descubrirnos


Surge Pedro, loco, intransigente, habiendo roto todas las normas con las que nos han dicho que tenemos que comportarnos; no, no le acepto porque muestra todas las codicias con las que he montado mi propia forma de vivir.

Sólo la acepto a ella, a Marie Colvin, "la corresponsal", la mujer que se internó en los conflictos para describirnos lo que eran las personas sufriendo la violencia salvaje de quienes quieren mantener el poder, de quienes son utilizados, en su supervivencia, para extraer lo más negro que habita en nuestros corazones necesitados, arropados por dineros, ignorancia y credulidad en palabras sin paladar.
¡Cuantas ataduras para salir de nuestra zona de confort!. Ella lo hizo, amando, dudando, siendo acribillada, vilipendiada, exhausta, pero veía el ser humano, silenciado por la impudicia del martillo de los intereses ocultos de paises que defienden criminales, porque a la vez nuestra acepta los dones esparcidos de tanta injusticia.

Marie debieron ser ayer miles de personas, jóvenes, que soltaron las amarras del barco comodidad y que se enfrentan a los endiosados políticos y sus manejadores que les piden que retrasen medidas hasta que ellos mismos están en disposición de dominarlas para enriquecerse

Bolígrafo en una mano temblorosa por los impactos de tanta publicidad que nos ensalza en la misma medida que nos quiere hacer consumista, para sostener un modelo de sociedad marcado por los beneficio de las acciones para permitirnos viajar a la estela de nuestra huella ecológica que en nuestro destino se habrá embellecido con playas transparentes, cocos de daikiris, placer en nuestro harakiri, sonrisas de nativos agradecidos por darles un tapanecesidades, que les mantengan apocados ante la visión del destrozo en la naturaleza de sus antepasados para producir estampas dignas de postales a un euro.

Caciques con acceso a púlpitos mediáticos proclaman las irrelevancia de las evidencias, hasta que las preguntas, repreguntas, e insistencias en las realidades sucedidas, les hacen trastabillar pese a haber convertido sus apariciones en vodeviles dónde representar una papel, que a las personas de esta sociedad les ha servido hasta ahora, porque su honradez y el tiempo en el que les tienen anclados no les permiten más que ser voceros, muchas veces parcializados, por tantas corbatas y trajes confeccionados por telas de arañas de medias verdades. Nuestra señora Colvin, se mete ahora en esos avisperos dónde se siguen retrasando las medidas en las que nuestro amigo el Sol, si pueda compartir sus poderes para que no sigamos tirando de lo que fueron nuestros detritus naturales, que mejor están en el subsuelo, fósiles y petróleo.

¿Quién es ahora nuestro intrépido conductor, guía? Greta, Leonardo y tantas y tantos nombres con corazón y conocimiento se exponen ante la alimañas pagadas con colonias que engañan sus podredumbres para decirnos, decirme: José da pasos, viajaste buscando seres humanos, no tantos monumentos (¡qué bruto eres no ser capaz de adentrarte en museos, parlamentos, casas!) pero ahora contempla los tomates a los que cuidaste con descuido y te nacieron, las judias que exhausta te abrazan para darte besos de ternura; juega a la cartas con las personas que están cerca, para darte cuenta de lo poco atento y lo malo que eres jugando pero del aprecio que les tienes a estos seres que te conectan con el pasado.
Te montaste para descubrirte en inglés, rodeado de caras y dinero, pero siempre, siempre permanecerá el olor de bollos, que egoista saboreaste sólo, de aquella casa comprometida con la naturaleza, en aquella escalera, del tercer piso donde se cocinaba con ingredientes de corazón, naturaleza y cariño, expolvoreada de por vida por los ojos de aquella chica que besa la memoria

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