Aparecerá el nuevo Sol, y como cada tarde, nos daremos la mano
no sabremos nada de sus dedos que me agarran, pero ondearan ojos
confluirán nuestros pálpitos, con los que nos evaden sus dineros,
ellos, nos dirán: confía, porque en nuestros corazones, nos unimos
para que cada amanecer tus hijos vayan donde pueden, yo elegiré
Manos, sangre española, pálpitos de grandeza; sólo eso, nada más
Sueños, imperios, dios inmenso en corazones al unísono
Anocheceres de sangre con sabor a cebolla en la niña desahuciada
su cuna fue abandonada, sin faltas de oles que sajan los terrazos
la mujer morena se alimenta en capas, estos las crian en caridad
no sabiendo, ¿para qué? las mañana enebrando para zucir caos
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