sábado, mayo 31, 2014

Y pa'ca y pa'lla

y uno no termina de comprender que hace una doctrina, adoctrinando en un centro público, si no es que consigue un puñado de cientos de votos para ganar elecciones (sigue siendo folklórico y podríamos decir inverosímil, que una persona cuenta que a su madre, en una residencia de ancianos le hayan llevado, junto con un grupo de inquilinos de dicho lugar, a votar con el sobre ya cerrado, otro "amigo Facebook" en su buenura le pregunta porque sabe que han sido hacía el partido sospechoso. Yo me muerdo y me digo, la bondad, a veces es infinitiva sobre todo de quienes la derraman).

Retomando el tema, no parece cabal que mentes liberales apuesten sociedades unívocas. Mas cuando, podrían analizar como mercadean con promesas de buenas notas para engordar el currículo (puede haber algo más dañino, sino despreciable, que prometerlo en sus pasquines siempre subvencionados) o duele, inmensamente que planifiquen la programación general de los centros, con sus promesas dignas de una agencia de viajes.

Es por ello, que cuando estos días, deslizan sugerencias de equis, cual casa de apuestas, esperas de su mensaje honestidad, para exponer la totalidad de sus doctrinas. Sin embargo, una vez más percibes, sólo la utilización de la demagogia al mostrar caridades esparcidas, en un porcentaje mínimo de sus acciones. Sueñas que en uno de sus tiernos colofones  a su mensaje no digan, tal televisión, tal radio donde sus tertulianos clavan saetas entre burlas, sobre el otro, manipulan la verdad sobre hechos ya juzgados, separamos seres humanos no sólo por su sexo, sino por su condición económica e incluso, les facilitamos el confort de prescindir de elementos disruptivos. No, no lo oyes, por todo ello, por tantas y tantos ataques de quienes por sus hechos son conocidos, aunque sus palabras sean telas que lucen en mil pasadas ciudadanas, exhibidas como el poder de su impostura

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Siameses y mercader

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Zaida, Fernando y