lunes, octubre 29, 2018

La mirillla para el odio

Confia el navegante que la deriva le dirija a buen puerto, cuando el timón quebró y las velas fueron arrancadas por los locos vientos. Confía el apesadumbrado vendedor que el desquiciado pulsador mire ecuánime y el tubo discrimine el látido de los inocentes; le despiertan las corrientes que no tamizan el bienestar

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