martes, octubre 23, 2018

Sáfira, ¿qué es el orden?

Sale, atentida pero desválida en una sociedad que estableció un orden que oprime al débil. Oye látidos de gargantas poseidas por seres incansables.

¿Sufre la razón cuando de una casa poseida por una banca que actuó con codicia y fue salvada por sudores de mañanas que empiezan sin sol, sale un chica, que soy yo, sin monedas escondidas para pagar voluntades?

     - Vivir tranquilidades arrulladas por tiempos medidos que transcurren en parajes modelados por todos los elementos que me rodean y a los cuales, soberbios, el hombre ataca como sin responsabilidades.

¿Se destruye una justicia en manos de corazones de monedas y mentes sin balanzas que agradecen ser siervos aventajados en una sociedad de lo inmediato?

      - Quiebra de sociedades por las termitas de oro que atacan los cimientos de una justicia que desnuda sus ojos para entregarse a las voluptuosidades de las perfecciones en escaparates sin suelo

Veo tristeza en los corazones que siempre están para no conformar las realidades a las televisiones publicitarias. Comparado con sus actos me siento estatua, sólo decirles que de ahí salen lágrimas de besos para los pulsos de una sociedad por hacer; besos de agua para mecerles en su grandeza.
Y siempre ellas, seres cabalgando por una vida convertida en un rio que fluye chocando con rocas eternas de indiferencia, cayendo en rebufos que centrifugan  sus sueños hasta casi arrebatarles el corazón y que deben atravesar sifones que no sabemos si tendrán libre las salidas. Ellas, a las que tanto utilizan su bocas vacias de cuerdas en látidos, ellas nos dan un poco más de sentido a la vida.


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