lunes, mayo 18, 2015

querer ser, por encima de justificarnos en nuestras espantadas

Manuela Carmena nos abre la oportunidad de no escondernos en que todos somos iguales. Palabras antes las que prefiero callarme según en que ambientes.

No, jamás seremos todos iguales y además nunca debemos olvidarnos de lo que queremos ser.

Contemplamos y admitimos con estupefacción la desvergüenza personalizada, sin cabeza, sin previsión, sin responsabilidad y lo asumimos como una vejación a nuestra condición humana, por la gracieta y el despárpajo con la que nos alancean. Pena, si somos así. Admitir lo que ¿no somos?

Y Manuela, nos permite soñar, por valorar lo que hacemos, como ella lo llevó a cabo y nos abre la puerta a participar en otro mundo posible, y porque en realidad queremos ser algo mejor; así al menos lo soñamos muchos, e incluso se manifiestan quienes hablan de lo honesto, aún adorando las teles pagadas.

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