Existen gente, insultantemente jovenes que labran futuro entre los secarrales de Guada.
Coinciden que en los que pienso ahora mismo, se llaman Jesús, en varios casos, pero son humanos porque están en el bosque de las personas-corazón.
Crean monedas nuevas de caras, sin cruz,
Inventan ramas que abanican a los sueños
Cuentan, sin parar, besos, mesando musgo
Iluminan sendas con los paños que agitan
Manuelean las hojas donde surfean vidas
Crujen ramas a caidas que mariposas elevan
Florecen sus monopolys que riegan abrazos
Caminan exhaustos porque ven ojos en arcos
Jesusear es crear lianas para hacer
Búhos desentrañando con alas de luz
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