¡Qué intensidad!, pareciera que hubiera estado adormecido, esperando todo un trimestre sin poder centrarme en "hommage to Catalonia" para dejarme ser enlazado en mi torpe cadera por las largas piernas de barrios habitados en tascas para casuales miradas, en ultramarinos para torpes contemplaciones. Así ha sido, "Gift" (Lou Reed) para mi cuerpo, para mi mente, entregarme al frenetismo de las historia narrada por Almudena Grande, en las "tres bodas de Manolita", y no sé si habré cumplido con las expectativas con que el corazón y el espíritu de cada texto se entrega a su lector.
He sentido la sudorosa piel de una mujer que recorrió y se abandonó a los viricuetos de la pasión, a pesar de la maldiciones lanzadas por los crueles seres frutos del totalitarismo de la perversión. He visto, en la entrega final de la gran amante de la vida, la repetida afilada punta del cuchillo miserable; como entraba vengativa su hoja, envidiosa sobre el cuerpo saciado de un amor único, para proclamarse el insensible mango, vencedor en sus solidificadas ciénagas de las traiciones.
He bailado con el amante, zaherido en su ansia carnal y absolutamente fiel al amor de sus amigos, única patria creíble como diría Hanna Arendt.
He penado para encontrar por las calles-parapeto, a quienes me dieran la mano al sentirme impotente por no estar investido de las grandes certezas de los pensamientos puros; y si, sin embargo ser enfangado por las suciedades de lo cotidiano a lo que necesitaba vencer.
Mi mano añora, la pequeña botella, donde pudiera encontrar las gomas que arreglarran los desperfectos producidos por mis empañados escritos. ¡Silbos oídos, para ser esparcidos sin aurelianos que me expliquen su orden!.
Fugaces iráncundas palabras para el sátrapa de los que le rodean. Éxito condecorado por los eyaculadores de lo animal, eúnucos del amor en el encuentro.
Tricolor enseña para decorar entre los viricuetos de los obusados errores, la necesidad de dar la mano al necesitarnos como humanos.
Tiempo de descanso, para absorberme en un Madrid que comprende a las cíclicas "Frances Ha" que florecen en un mundo que aceptará los navegantes polizontes que aparecen para ser grumetes que hagan navegar los "buyers club Dallas", en un mundo que siempre, teniendo "El pasado", nos exigirá construir un futuro, de un mundo que se mueve y eso sí, siempre rememorando nuestro "Nebraska", sobre el que caminamos, no para encadenarnos sino para descubrir lo poderosa que es una sociedad que aún en las derrotas, lucha por ser ella misma, ante los ansiosos que acribillan con sus rayos de odio
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