Allí en el promontorio observo la vega que contempló mis pasos a la adolescencia. Ahora, sólo quiero el silencio, en un mundo golpeado por mis ruidos. Es el instante para la melodia de tu "Cíclope", es el escenario donde Odiseos hagan uso de todo su ingenio para escapar a las trampas de seres melifluos o al poder del gigante que ilumina con su sólo ojo el único camino que él admite. Anfiteatro de sonoridades exquisitas, que guíen el cuerpo por el miedo, la ira, el engaño, o la impotencia del menesteroso o incluso de quien se erigió faro y fue burlado en su raíz que era luz y engendró la sombra.
Es el momento de recoger tu testigo para salir de la carrera solitaria y entregarlo a seres que también están ahítos de la sabiduría que rezuma por los poros de tu trabajo. Atado al cuerpo que atrapa los movimientos que concedieran mil significados, me remito a mis limitaciones para trazar desde lo más hondo las pasiones traducidas
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