domingo, mayo 27, 2018

Valentía

CTXT.es. Eutanasia y suicidio asistido, más alla del derecho a una muerte digna

En Guadalajara tenemos un ser universal del que emanan esencias para amar la vida. Su nombre, claro, sin permiso no lo diré, no sea que se me caiga el pelo.
Pero es un ángel para tantas y tantas personas que han volado ingrávidos y tiritado en los noctámbulos espacios donde los dragones se despertaban para abrazar princesas reales, sin exenciones fiscales, con habitaciones con vistas a descorchones por riego. También dío puerto a tantos y tantos pescadores que lanzaron que sus redes donde surgían fiestas por sardinas que iban desde Santurce a Bilbao o pusieron sus rumbos para vida que perdían su corazón rojo entre sales que les deshacían.

Y tanta, tantas vidas ha entregado de las suyas, que se renacen o de los cuentos que los anima, desde su inmensidad que se encierra con los sabios, busca en las raices y se mece entre sus miedos para dar dignidad a un tránsito tan difícil de aceptar como cierta su llegada.

Caballeros que marcharon para caminar por los pensamientos en los que me sumergo en los pasos pesados de mi carrera diaria, y recordarme sus cabalgadas, su entrañable amistad, sus cervezas belgas que eran un contrato con la vida, que paladeaba entre los cristales espejos donde su mujer, hijo, nuera y nieto le siguen abrazando tras aquel periodo, donde se adormeció cuando siempre será un oráculo para el encuentro abrazado

Por tantos esos cotidianos, crece el respeto al ser humano libre, a los Luis Montes, que son montañas de grandiosas bellezas, pero asaltadas por taimados dictatozuelos de cielos encadenados a partidas de poker, donde el poderoso señala sus cartas para desquiciar al crédulo y hacerles ariete contra cimas de decencia.

Bellas obras para el corazón que buscan reposar de los mil manantiales que rebosaron para saciar mundos, con besos trenzados de hilos que resistan el repiqueteo de las falacias de las individualidades debilitadas ante cíclope amamantado por los codiciosos de tijeras engendradas para romper redes.

Decidme amor, incluso en la noche.
Os fuí, para crear en baldosa triste
que sonaran pianos, para traspasar
ya me voy en notas, dejadme volar

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