Te espero, para que llegues cansada.
no encuentro la llave, para tu camino
permaneces absorta, en bocanada
para sajarme los asientos, sin destino
Qué fue de los avisos sin espolones!
La visión de tantas y tantas mayores que se desaparecen sin los increibles Mamadous que escalan balcones como ellas escalaron muros de sus vidas impuestas, me perturba, no sé si porque poco a poco me voy dando cuenta que mis pasos conducen a esa escalera de piso ultimo, desde donde la muerte te arroja al jardín del pasado o si es porque he visto en la calle la debilidad de una mujer enfrente a la personalización del engaño de una joven que jugaba sus últimas bazas para vivir con el usufructo del horizonte perdido por la desvalidez o si, porque contemplo las tropelias que se cometen sobretodo los seres mayores desde una posición de poder absoluto, manipulando las informaciones con televisores envueltos en celofones de codicia o cuentas de resultados, actuando con la máldita caridad con la que se arroja comida y beneficiencia a los que has quitado justicia y dignidad, o asaeteando los buzones con cartas de tinta biliosas que parecen decir una cosa para expulsar al final excrecencias sin armazón
Mis mayores, entregados a símbolos que les parasitaron, a relatos que les soliviantaron para que no vieran a quienes tenían los mismos riñones doblados de horas dadas a los especuladores, a palabras muros que les impedían jugar a los guiñotes con palos distintos pero que confluían para obtener sobremesas de correveidiles.
Mis mayores, en los barrios necesitaríamos que sonarán sus campanas, no a muertos, sino a compartir momentos para que se recuerden ellos, sin las cadenas de las bellezas esclavas a un capital que les elimina.
Gonzo, entrevistaba a una de ella y sus palabras eran sirenas de aviso para que les vieramos, les percibieramos, les acompañaramos y málditos aquellos que se asocien para este fin para expoliarlos o manipularlos.
Fueron, como nosotros en nuestras imperfecciones pero es tan bello quererlos porque están en el espíritu de muchos adultos que asistieron a sus clases y percibieron que había otro país, con señores tan torpes con el idioma como inmensos en sus corazones y seguro que las nuevas descendencias conservarán con sus scotties jugetones repitiendo los ladridos de pasión por su compañera, entenderán las otras patrias con seres humanos
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