lunes, febrero 29, 2016

Ellos dicen que ganaron 0-1

Yo, sin embargo, celebro que pueda aprender a ser yo mismo.

Por ejemplo, si zapeo por la televisión del Real Madrid, no oigo, ni veo a esos deslumbrados repetidores de las grandezas de los millones. Por enésima vez, repiten en estos días de duelo, la última victoria, aunque sea de baloncesto, para recordarnos que los éxitos llegan con una frecuencia muy periódica, en este club atosigado por las bendiciones que se reproducen en granizadas, generadas en los palcos- tronos para las transacciones de los dioses.
Pero de estas mediáticas mediocridades, lo siento, de lo único de lo que me prevengo y me admiro, es de su impostada desfachatez, pues en los días en los que se da luz a las autovías por las que acuden a sus riquezas (si, no son las autopistas privadas quienes les alimentan), rutas públicas abiertas, es cuando más se muestran para el pavoneo, orgullosos por su éxito de desviar la atención de una masa que sueña relajarse de su realidad en torres, aún sin cimientos

Y si ya vi la victoria, a las dentelladas con las que veo ahora este tipo de deporte, si pienso en los hermosos cimientos que la dieron paso.

               En primer lugar y esencial, no meter las narices quienes no son más que las fachadas de un producto a vender.
               Mas adelante contemplar la importancia de un director de escena, dueño del pincel con el que trazar las líneas que den consistencia a su proyecto. A veces, algunos quieren obviar este baluarte, pensando que ladrillos valiosos tienen vida propia. Y siendo verdad, la pueden tener pero sólo para extasiarse con sus propias plumas, soñadoras de su exclusiva grandeza, nunca lista a compartir, si no es con buenas razones, que les deben mostrar desde fuera

               Dar base para la complicidad, empatía, desde el crecimiento del respeto al diferente, aún en sus faltas, como proclamador de mis carencias que pueden ser cubiertas con la manos entrelazadas, amasadas en el sudor.

               Proclamar el reconocimiento del otro, en su grandeza, por la entrega del trabajo propio realizado desde el respeto.

               Si, son días raros, porque no existen los partidos perdidos, pero a mi me muestran cuan débil sería, si elaborará mis sueños, desde la falsedad de mis realidades.

Ser importante, por crecer desde el reconocimiento de la derrota


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