viernes, febrero 09, 2018

Un proceso largo

No sé verdaderamente cuanto se alargará este párrafo, puede que millones de corazones buscando latir entre las cenizas de sus vidas, clamen por subir las persianas de las sombras sin dimensiones. Sus rescoldos vibrarán entre el coltan que nos hace universales en nuestras cuatro muros de concertinas. Somos ajenos a sus pies, ennegrecidos en los lodos que les retienen en su huida, solidificados entre las minas que manan entre azufres de balas.
No sentimos el estertor de sus proclamas de auxilio, porque el sonido de nuestros moviles lo hemos subido y ese material es dúctil, aunque no el cuchillo de sus comerciantes.
 Encerramos sus manos que necesitan escalar vallas con las esposas que poco a poco vamos dando en nuestro propio pais a los dioses interpretadores de las ofensas divinas, cuando ellos escurren las justicia por sus pasapures pútridos en subjetividad inhumana.
Se corta la llamada, al otro lado el silencio clama entre fuegos artificiales en espera. No es posible oir los besos de los coltanes tarados en miseria, en una sociedad que perece poderosa en falsos diamantes.
Mensajes únicos para ser recibidos por los seres humanos que necesitan darse las manos, entre las concertinas que desgarran sus pieles con filos de egoismo

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Siameses y mercader

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