Fue una tarde, entre cuchillos y soles hace ya muchos años, se acercó para preguntar si podía ingresar en el equipo de kayak polo. Sólo tenía 15 años, no sé si ese día o al siguiente, ya había aprendido a hacer el esquimotaje y poco tiempo despues estaba viajando por toda España, con el equipo. Ayer le decía que ya tenía que tener narices su familia, (y muchas veces, más la madre) para atraverse a dejarle viajar con un elemento, que no conocerían de mucho, aunque después te das cuenta que Guadalajara tiene muchas calles donde a lo largo de los años, hemos coincidido y coincidimos muchos de los habitantes de esta ya no pequeña ciudad.
Durante unos cuantos años, recorrimos Galicia, Andalucia, Valencia, él, en su juventud se fue acercando a la Universidad, entre medias de una energía descomunal focalizada ya fuera en casa, amigos, estudios y en nuestro deporte, pronto, incluso atreviéndose a disputar balones con gente con muchos años de paleo.
Ayer, Carlos, un ser muy querido se te ha marchado, tu madre. Es duro, pero siempre te has sabido rodear de gente, para querer, ayudar, colaborar y ofrecerte y ellos ahí estarán contigo, porque siembras. Más lejos, me quedó deseando lo mejor de tus esfuerzos para dar pasos que sigan colaborando con tu familia.
Desde ayer, me vienen a la cabeza, estancias con el jefe Anton, arbitrajes, pillerías y tus maravillosos 20, yo creo que hasta esa, tu edad, estuvimos juntos; donde necesitabas tu espacio para la toda la responsabilidad que habías asumido con nosotros. Nos iremos viendo, y cuando a veces, tirando para adelante, con otros horizontes no tan brillantes como los pasados; sin embargo, ayer me dí cuenta que merece la pena parar, valorar y sonreir por el tiempo vivido que nos permitió compartir, esa persona tan especial para tí, para tu hermana y tu padre, siempre tan cariñoso
Un abrazo, querido compañero
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