Tarde para un viaje; Jóvenes soñadores, atrapados en las garras por eternos porquerizos de los sentimientos, revestidos en amplios hábitos de piedad, con capazos arrojados sobre sus víctimas para que esclavos de la vista sean ejecutores de sus depravaciones.
Necesito ver las películas que me materialicen a los que intentaron salir del enfangado pantano creado por los delirios de grandeza de una casta embrutecida y que sació y alimento a las alimañas que sin luz y sin reflexión, creyeron ver el infinito viviendo y engullendo entre las obscuridades de las aguas.
Soño Sophie, sueña, la búsqueda del cielo de los mil colores, que alejarán su respiración de la inmundicia de esos seres putrefactados, perfectos en sus tenebrosas vaciedades.
Vivió Rachel, vive para oír el fallo del tribunal Russell, tan impotente ante la sociedad, tan dólido y necesario para la dignidad.
Danzo queridas niñas abrazado a vuestro recuerdo, hoy es Joni Mitchell quien nos abre el escenario. En mi momento solitario, dos focos habéis abierto la comba de mis saltos, las paradas para acariciar vuestros mundos soñados.
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