Asisto extasiado, a la entrevista de Iñaki Gabilondo a Javier Bardem.
En medio de la mayor hecátombe que han provocado los liberales del mundo, los magos que nos hicieron creer dioses. Iñaki, nos dice, me importa un bledo, el antiguo jefe de Merry Linch que se llevo 120 millones de dolares cuando le despidieron. Empresa que con otras están desequilibradas porque desequilibraron. Para el ritmo del telediario y dice señores: Hay tiene a un ser humano, con sus defectos y sus virtudes. Aspiren a ser sólo eso, personas. Jamás podrán conseguir algo más elevado.
Y dice Iñaki, como Vassily Gossman, las ideologias en su aplicación siempre han producido muertos, yo me quedó con las personas, con el ser humano, en estado puro. Con esa persona que en medio de la marejada del éxito, sabe su camino, saber ser digno, por encima del dinero (aclara Bardem, fuera de las demagogias que se puede indigno, sin tener dinero).
Ahora, ustedes telespectadores, tienen la capacidad de juzgar lo que les he ofrecido.
Yo, alejado de manuales, ensismismado en mis pequeñeces, os ofrezco mi corazón, porque ya sólo necesito eso: seres próximos, mis admirados seres de Berlín, mis próximos ex-alumnos, mis llanadores sin fin, a los que trato de seguir, igual que ellos tratan de rebajar tantos innumerables repechos. Y tan lejos, como cerca: "los sueños de Hamburgo", y Laura, matriarca de Carmenes, Martines y Fideles.
Os busco, en mis mundos
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