Con la gestión deportiva de la ciudad de Guadalajara,
Oigo maravillado como a cada petición se concede lo deseado. Eficacia, tras el doloroso desierto en días de esperanza. Susurros me dicen que el pozo, no tiene fin, somos seres con derecho a recibir, diriamos "dioses" tratados para ser superiores.
En la vivienda, ha venido la realidad, nosotros "eternos" hidalgos, poco a poco vamos descubriendo que solo somos seres para el trabajo, y de ahí viene nuestra riqueza y no de la creación de necesidades.
Ahora, cuando el agua de la ciudad se entrega a la gestión privada, quizás empezamos a comprender que el pozo sin fin comunicaba con nuestros bolsillos y que seremos nosotros quienes paguemos a la empresa que a su vez, habrá sido muy generosa con nuestros mandatarios. Seres convertidos en el fondo del pozo que creiamos maravillosos
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