Sueño con el silencio y están ahí titiriteros sonoros, Ariel y Jaime, sembrando entre arideces, con la emoción de los sentimientos y recordando que lo vivido existió, plenos de vida, cuando, a veces el presente se nos llena de borrascas.
Veo "Serpico", , arrastrado por la emoción del recuerdo del Pasolini, hombre obviados, seres minimizados por "las infames mentes" dictadores mediáticos que nos llevan ante atrios para ser corderos angustiados. Pier Paolo, expuesto por Gustavo Martín Zarzo en su pasión por la sociedad que algunos no supimos descubrir.
En mi exposición pública este verano, Berlín, sentía la magía de poder cambiar el mundo, pero es un instante tragado por miles de banalidades. Hoy aquí, veinte días ausente de Berlín, buceo entre gente que trabaja por explicar la verdad de las migraciones, alejando sus palabras de los carnivoros que una vez devoradas sus presas, saciados, intentan victimizarse de sus víctimas, para seguir siendo siempre ganadores o por saciedad o por reposo.
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