martes, septiembre 04, 2018

Concordia

Si, es el parque más conocido de mi ciudad. Si, y aún no lo han cerrado. Para mi, no sé si por la edad, se ha reducido, o es que cada vez le meten edificios más grandes, para seres exclusivos.

A mi, me gusta cuando lo paso de largo; ya pocas veces paro en sus diferentes rincones. Fíjate, que puedo parar en bancos, aunque llegas a ellos, todos de la Concordia y parece que te ponen siempre los mismos pinchos a los que te tienes que adaptar: pegándote el sol, crees oir, estos van a destruir todo (observas a los interlocutores de análisis profundos), sigo, existe mucho espacio libre, y allí está el otro "efecto punzante" los árabes, que se llevan todas las ayudas, que cobran la leche y que nos van a invadir (no, si ellos; no, los de airbnb, ni los que vienen en yates, ni los que ocupan espacio sin pagar impuestos), vaya no falla porque en el siguiente asiento salen imprecaciones sobre si, "ese que no se lava", si "ese de Venezuela", si "ese qué como vas a seguirle si eres docente", si ese Pablo (No soy de iglesias, y menos cuando esta utiliza las ayudas para exclusivizar a las alumnas que recibe; que pueden venir de cualquier país oprimido con el que hacemos negocios, cegados por el oro y por ello, parte de un martes, es tan estúpido para hacer un trece en su popularidad, frotando hasta que aparezca la suciedad en su mediocridad)
  Concordia, es un espacio para estar, desde luego conociendo lo que somos, por lo que nos hicieron. Sus raices chupa de los tiempos, de la memoria. No proclamada desde la pulcritud, porque eso no alimentó a las raices, si no existió.

 A veces, muy recónditos, creo ver bancos con espejos, pero nadie los utiliza. Creo que les han puesto vallas, como al parque sueños, de San Roque. A mi me da que no quieren que al sentarse se observen con lo que son y lo que defienden, porque podría ser que se empezarán a romper los espejos en cristales y cada uno, fragmentado pusiera en evidencia las certezas que les habían guiado.

 Si, al parque de la Concordía, les llevamos ya por sendas imposibles de eludir. A los lados, fuera de su visión, vemos encuentros en praderas, riquezas que nos fueron robadas en nuestra indiferencia, precios abusivos por lo que es nuestro, buitres sin fondo que se apropian de nuestros futuros. Pero eso en este parque no debe ser visto



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