Me parecio interesante hablar de una sola fotografía, por ahora, para sacar ideas y emociones personales que intenten empatizar con lo mostrado en ella. Y tratar de revivir una mínima parte de lo que puede estar pasando en ese instante;
En este caso, un adolescente se está mirando en un espejo, desvencijado de algún mueble y apoyado en el suelo.
Hola, soy el chico que se mira en el espejo. No, no soy
Harry, el de la circuncisión que cantaba Lou Reed. A mis padres les dejé entre
lágrimas, como las del espejo en el que me miro.
Cómo he cambiado después de dos años atravesando fronteras y
siendo apaleado una y otra vez, una por cada uno de mis intentos. Imaginaros,
yo queriendo tener una vida diferente, con esperanza y ser golpeado por eso.
¿Por qué me tienen
miedo, soy un niño, uff ya me veo, lo que llaman adolescente, como el abuelo de
alguno de los que me golpean que huía de la violencia ciega hace 80 o 60 ó 40 ó
20 en sus respectivos países?
Salí con lo justo, y cada vez que he tenido algo lo he
debido dar para abrirme puertas por las que pasar, sólo, a una nueva esperanza;
si vierais los pies se han transformado en muñones. Muchas veces, caigo, débil,
somnoliento, triste, temblando de frío y entonces la mirada de amor de mi madre
me levanta y el corazón seco, se vuelve a abrasar.
¿Veis el espejo a punto de quebrarse?, apoyado e inestable.
Soy yo, ¿por qué me quieren juzgar queriéndome perfecto, si he visto gente con
todo, cayendo más bajo que yo? Cuando parece que el próximo golpe deshará mi
imagen. Un fotógrafo que se ha olvidado de él, me insufla aire, quizás para que
alguien me reviva.
Quizás, para que alguien me vea cómo un ser desvalido y no
como un potencial enemigo.
¿Por qué es tan fácil visualizarnos como peligro a los
débiles y ser tolerante y sumiso con los poderosos?
Seguiré,
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