Demostenes, os escuchaba, oirle
Es una alondra la que me sobrevuela con besos al encuentro
No me esperes, digo, a quien abandera con el dinero robado.
Amo esa tierra de la sabiduria rebelde, cedimos al timador
lisonjero al sudor, poderoso para el entregado, amanecemos.
Pequeños pasajeros oyendo nuevos demostenes, sin limites
aprenderéis entre las piedras silvestres y las plantas batientes
danzareís entre el sudor de los que acarician dulces musakas
los mañanas tañeran los encuentros a inconformistas libros
Delphi escucha los corazones de triatletas que se descubren
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