domingo, octubre 31, 2010

tus manos

Vuelvo a lo que ya no debería volver, y sin embargo, está; está en mis pasos para descubrir otros mañanas, no impuestos. Si fuí, un silencio, o una sombra difuminada de lo que marcaban mis pasos, lamento que aquellos pasos no confluyerán en mordiscos que masticarán las palabras no dichas. A cambio, el sabor de lo que tu me dabas, pasteles ajenos a animales fulminados, fluye cinco años después, recuerdo la textura de las masas elaborabas; fuistes, eres y seras dueña por el amor del manjar que se acabó, siguiendo siendo el sabor de mi boca; guía de pensamiento, donde me place ver en mi tierra, seres no dominados, ajenos a las limpiezas, talladas desde las impurezas. Contemplo tu foto, con la carbonilla impregnada en tu rostro, y contemplo la verdad de seres inmensos, por sencillos y humanos. Ahora, que arriban aquí en mi tierra, entre oropeles y halagos de actores del miedo los que predican con las palabras lo que niegan sus actos. Aquellos que dan desde las alturas, ajenos a sentirse sólo personas como los que reciben desde la misería.
Ojalá labraran tus manos las bielas, pistones, ruedas, asientos de aquel autobus, que si se descubriera en su entrega, a ti te sometiera, porque de tí sólo salieran, caminos a lechos del respeto.

Sé que estás ahí, que buscaste otro lugar, que tus proyectos contemplaban el sosiego en el seguir creciendo. Quizás algún día algun emisario, diga a los cuatro vientos que se lanzaron besos y cuando en días intranquilos, con incertidumbres que atenacen o futuros, o nuestros ahora reales amores en cada uno de los lugares alejados en el que nos hallamos anclados, siéntelos como yo me siento abrazado en los caminos donde no encontré la respuesta en mi mundo cerrado e imposible; tan falsamente siempre ilusionado. Creí encontrarlos mil veces, cuando ya todo se me escondía, pero cuando emergía, se ahuyentaban los cielos, tan sin comprender.
Allí, que cabalgas en tus sueños, te beso entre tus realidades que seguro que abrazas, como abrazaras mis intermitencias con las que vivo y te recuerdo

Glamour en las noches de horrores

Leo de forma caótica, sin solución, manantiales de páginas, engendradas para saciar sedes de verdades y miedos a vacios; amamantadas por los mil mundos que conviven entre caidas otoñales de apabullantes colores con impregnados olores. Sólo, en una foto que pudiera ser preludio de entrada entre barrotes físicos, posa espléndido un ecuatoriano que hace años vive, inmerso entre nosotros, yaciendo en la cárcel que hemos ido tejiendo y que no hemos aniquilado aún.

Tuvó él, tuvieron unos cuantos miles, la ensoñación de haber llegado al Itaca, donde las ubres parecían poder saciar, ya futuras vidas estables, trabajos que surgirían sin fin de brazos preñadores de idealizadas nuevas mansiones.
No obvio su culpa por echarse en mórfeicas manos que anestesiaron la consciencia de su verdadero ser y le lanzaron a intentar engañar al ente que por torpe, llegaría tarde.

¿Que puede decirse de quien tiene un derecho a un compromiso con la vida en forma de hijos y mujer, protegidos en una casa que les diera calor en estos otoños ventosos?

En otra foto, de dominicales llenos de glamour aparecen disfrazados entre trajes y corbatas quienes emprenden, crean y posiblemente, también nos dominan, guiando nuestros pasos vetada la luz, en marcadas gafas de luces sombrias. Son empresarios, son banqueros, son los poderosos. Y la imagen del soñador de nuestro mundo global, entra en la fotografía de los inhumanos manejadores del dinero, se pone de rodillas ante el dominador que no quiso controlarse, controlando lo que él sabía que no se podría producir, que un eventual fijo pudiera aspirar a dar tranquilidad a las gente que quería.

No permitirán, los hacedores que la fotografía se produzca, sentados partenales, recibiendo arrodillados a quienes han osado aspirar a ser ellos mismos, en sus familias. Preferirán las fotos abrazando incluso a sus inferiores, riendo, siendo cercanos. ¿Qué somos allí en el fondo del precipicio?. Aspiramos a ver un camino que suba sin démora a las cimas; el agotamiento nos devolverá al inicio para que guiados por la poderosa razón del saber quienes somos, podamos emprender caminos que buscando curvas de nivel que se unan por suaves pendientes, acordes a nuestros avances rítmicos.

Cuando poder la foto sin color del solitario, cuanto terror las poderosas mil luces de quienes nos pueden meter en un hoyo oscuro

sábado, octubre 16, 2010

El deseo irrefrenable

Fuimos, porque se unieron, porque comprendieron que sólo se podrían defender si permanecian apoyándose en medio de la indefensión; paso el tiempo, guerras donde de la sangre de los muertos borboteaban ríos de nuevas riquezas, para saciar nuevas necesidades, que cada vez, se nos hacían más imprescindibles; nos volcamos para ser los dioses que en espejos rotos, nos mostraban los dráculas que yacían en lujosos esplendores, saciados su corazones, cimentados en sus primeras ansias de dinero.
Reconfortados en sus enormes butacas, meditaban nuevos yacimientos de donde obtener sus bienes al que ya sólo les quedaba ser eternos(si no ellos, sus retoños, crecidos en mullidos colchones, ahora intocables, por desgracia incluso social), descubrieron cosas:
No harían falta guerras, ni muertes que quizás les produjera un cierto salpudillo en su waterada moral. Las masas seguirían las muescas que apareciendo súblimes, parecieran compartir mundos comunes. Allí se concentrarían en obtener su supremo Yo del comfort, de la opulencia en la innecesidad; porque no, entrevistos los cielos de lo máximo, abríría su iniciativa a ser más.

En extásis permanente, se agitarían en eyaculados gozos, sobre esos enormes ya no sofás, sino sofones, viendo como habían conseguido dividir lo que tanto había costado juntar. Sobre altavoces de sus nuevos muñecos podrían decir, ya pérdido el pudor vestido de trajes marcados, que el ideal estaba en la lejanía; en paises, donde sus nuevos iguales, sangüijuelas impunes e impúdicos, alargaban las horas del oprobio, del llanto, de la necesidad entregada por el pequeño alimento del amor, del hijo soñado que ya fue tenido, para conceder todo su valor de ser humano, a unas monedas caídas.

Tertulias apesebradas para yeguas que tras las luces, eran jamelgos, para dueños que les mesaban sus, para por ahora, necesitadas clines.

Y allí, en la dulzura, que se quedo atrapada en una casa de Berlín, en la fuga constante del encuentro, surgen los espacios de la rebelión, de los otros mundos posibles. Si, nos tienen atrapados, en la terrible realidad, imposible romper un barco, que navega torpeado, pero en el cual están aferrados con todas sus entrañas, los seres que son sometidos; pero al lado, surgen barquitos buscan vientos, reuniendo gentes que no se someten, en el sometimiento, buscandos sus propios vientos; gente que escupe al que cada mañana arroja desde su orinal sus risueños impúnes excrementos fruto de llenas panzas de sus impudicias en sicav, en acciones sobre sangre que anidando en sus uñas, parecieran muy lejanas en el espacio. Crear, compartir, yacer en espacios comunes, temidos, denostados por los bienpensantes que se agarran a asas ardientes para maldecir acciones que denuncian las grietas gigantes de sus acciones en robos, en recalificaciones, en actos de su glorificación para el sometimiento del incauto.

Sueños de transfusionar del oriente la sangre vertida, compuesta de horas sin luz, sin aliento, sin alimento, al europeo dios, para seguir siendo ellos, ya sin guerras, con chaquetas impólutas Dueños dioses que se acostumbraron a ser.

martes, octubre 05, 2010

Ahora ya que caminamos juntos

Y sin embargo tan separados. Tan sabiendo que una vez vejados y maldichos los sindicatos, te vienen problemas para defender tu tiempo empleado, tu tiempo trabajado para ser reconocidos unos méritos y chocas con el poderoso y los filtros que ha ido poniendo en forma de normas y de administrativos que enterándose de la dimensión del problema, sin embargo se atienen a la norma. Y miras y razonas y exclamas y clamas entre improperios para que tú seas tenido en cuenta en medio de un canal vacio de agua, del cual no sabes, ni puedes salir porque en sus paredes se han vuelto resbaladizas, inexpugnables, con verdes algas pero imposibles de superar.

Y te da rabia que el nuevo esclavismo, te este llegando, por el poderoso que babea por las condiciones laborales que deben soportar los explotados de los países emergentes, por nuestra propia avaricia e ilógico crecimiento en el que queriendo ser más, recurrimos a esquilmar a quien se encuentra explotado y a la vez de su sangre y sudor van naciendo los tortuosos caminos que nos llevan al desempleo. Ese nuevo esclavismo, que surge paradójicamente cuando más fuerte se canta a la prostituida libertad, cuando es el rico el que pone el listón del auténtico poder de decidir.

Oímos denostar, a los antisistemas que queman 60 cubos de basura, cuando un solo ex-consejero en 60 actos a los que debía ir, además cobraba tanto como pudiera valer uno sólo de esos cubos. Tienen miedo a oir a que defiende la soberania alimentaría, a quien afirma que se puede vivir con menos, a quien duda del sistema de los bancos, por esclavizadores, a quien se horroriza con los especuladores que amasan casas que a la vez, posteriormente nos obligarán a mayores gastos. Sobre todo tienen miedo, pánico a aquellas gentes sin vendas y sin ataduras, y a que piensen, propongan y abran ventanas a la pútridas cloacas donde nos hacen vivir, hacía una cómoda muerte del derecho a ser uno mismo.

Y ahora, que tan calentitos estamos juntos, reviso para el aprendizaje de mi imposible inglés, la película sobre Harvey Milk y su lucha, y el espíritu que infundió primero a un grupo pequeño y luego a más, a más y ahora sin embargo, estamos tan juntitos y sin embargo, tengo tanto frio.

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y