yo te recibo con flores que tapen los cañones que intermedian posesiones
si exhibes símbolos con los que golpeas
yo te lanzo manos para que dejes recibir a los frutos de tus avaricias
Si pones palcos
muestro pies cansados buscan encuentros para ser, sin dueños
Si te ondean banderas
perdona que las recoja para proteger el sueño niño y no para aventar billetes
Si aplastas las rutas con ruidos
espero que bajes para que nos veamos humanos y se te abran las palabras
Si amartillas unidades
buscaré sendas, entre caminos que nos los hicieron paralelos, para encontrarnos
Si vuelas, incluso dineros a montañas
elevaré sólo mis ojos sometidos para encontrar orgulloso al otro en el nacer sin cadenas
Si trompeteas fines, sin tus tutelas
bailaremos agarrados para darnos fuerzas en nuestras debilidades, meceremos nuestros miedos
Si soís alabados
veo encuentros de colores que relaten los extraordinarios días de engendrar lirios
Veníis
caminamos anónimos, con la sonrisa de encontrarnos, desnudos, más nacidos
martes, mayo 23, 2017
sábado, mayo 20, 2017
Confluencia
En una nube de deseos viajamos buscando derramar toda nuestra implicación de la sociedad; a veces, estamos solos y el calor o el frío puede con esa nuestra ansia, que siendo tan pequeña, comparadas con las otras fuerzas, se difumina nuestro empeño. A lo lejos, cuando corro, veo otras pequeñas nubecitas, todas, para mí, cargadas de aguas a derramar para irrigar una nueva sociedad; ¿mejor?, por hacer.
No sé como, pero siempre existen fuerzas poderosas que se van interponiendo en el camino de las nubes para su convergencia y por ello para producir una borrasca de acciones que cambie un mundo en silencio. A veces, es la pachorra de un calor insoportable que se interpone para que la inacción vaya produciendo a la vez que una pobre paz externa, una sequía que cada vez se apodera con una quietud dañina. Cuando en otras ocasiones un viento gélido levanta muros de hielo, para que la parálisis nazca de la amenaza por un aislamiento petrificador porque los generadores de esos vientos
son fuerzas alimentadas por corruptos dioses que siempre guardan sus bocanadas de odio para quienes osan dudar de sus energías para mantener sus privilegios, entonces nos empequeñecemos dudando de los recovecos que podríamos generar con la unión de todas las fuerzas, seguras pero débiles por los matices agrietados.
Pueden venir barcos de armadores, con comisiones que harían desembarcar la pobreza en nuestras tierras desiertas para ser alimentadas por unos surcos generosos, porque existen mercenarios que andan ahítos de encontrar soles inmediatos, egoistas ordeñadores de nubes mostradas sin escudos. Reinan pequeños alfeñiques entre las tintas esparcidas por las liras que tañen sonidos disuasorios que alaban lamiendo las basuras de los despojos del creador de maquinarias para materializar el odio a la vez que se sienten en el summum de la alfañiquez por tocar tronos de hojalata, tintados en el amarillos otoñales caducos. Son reyezuelos intercambiables, adoradores de soles del desierto.
Y vendrán en día para los oropeles del refurgir, porque las nubes se dispersan en medio de mordazas aplicadas por estigmatizadas flanelas, ensalzadas para ondear las corruptas marchas hacía horizontes nada patriotas, donde los paraisos escupen a las nubes para marcarles exactos las fuerzas de sus salivazos, liquidos sin nubes
No sé como, pero siempre existen fuerzas poderosas que se van interponiendo en el camino de las nubes para su convergencia y por ello para producir una borrasca de acciones que cambie un mundo en silencio. A veces, es la pachorra de un calor insoportable que se interpone para que la inacción vaya produciendo a la vez que una pobre paz externa, una sequía que cada vez se apodera con una quietud dañina. Cuando en otras ocasiones un viento gélido levanta muros de hielo, para que la parálisis nazca de la amenaza por un aislamiento petrificador porque los generadores de esos vientos
son fuerzas alimentadas por corruptos dioses que siempre guardan sus bocanadas de odio para quienes osan dudar de sus energías para mantener sus privilegios, entonces nos empequeñecemos dudando de los recovecos que podríamos generar con la unión de todas las fuerzas, seguras pero débiles por los matices agrietados.
Pueden venir barcos de armadores, con comisiones que harían desembarcar la pobreza en nuestras tierras desiertas para ser alimentadas por unos surcos generosos, porque existen mercenarios que andan ahítos de encontrar soles inmediatos, egoistas ordeñadores de nubes mostradas sin escudos. Reinan pequeños alfeñiques entre las tintas esparcidas por las liras que tañen sonidos disuasorios que alaban lamiendo las basuras de los despojos del creador de maquinarias para materializar el odio a la vez que se sienten en el summum de la alfañiquez por tocar tronos de hojalata, tintados en el amarillos otoñales caducos. Son reyezuelos intercambiables, adoradores de soles del desierto.
Y vendrán en día para los oropeles del refurgir, porque las nubes se dispersan en medio de mordazas aplicadas por estigmatizadas flanelas, ensalzadas para ondear las corruptas marchas hacía horizontes nada patriotas, donde los paraisos escupen a las nubes para marcarles exactos las fuerzas de sus salivazos, liquidos sin nubes
domingo, mayo 07, 2017
TYZAS de colores para Lares entremares, reconocernos
TYCE, podría ser el compañero de Tiza y sin embargo, ayer
fue como una pizarra donde se escribieron unos momentos indescriptibles.
Se juntaron unos artistas que dibujaron estrellas en el corazón de los mayores
y mundos mágicos entre las pequeñas que batieron el espacio con las pulsiones
de vidas sin límites.
Fue posible la travesía al Itaca, donde podamos dar puentes
a la vida, porque en mi ciudad existen seres que decoran lo invisible con los
paños de su entrega cotidiana. No es posible juntar a Klandestinos y sus
canciones para bodas con la humanidad, ni a Marta con las caperuzas y sus
bailes con los decorados para una vida, ni a Hasni, el malabarista del absurdo
en las palabras, si por las calles no izarán velas gente como Blanca, Alberto,
Belén en los días de los vientos sin rumbo.
Necesitaré las herramientas de PorCausa para que Chantal las
muestre en tutorial en la consciencia rebelde que entienda las amarras que
ahogan las vidas si no acribilladas por las armas globales de las necesidades
humanas; que en el narcotismo de lo repetido lejano, atiende como el suelto
periodístico que 6.000 vidas fueron rescatadas este fin de semana, en el
Mediterráneo, pintadas sus caras en
acuarelas al horror; de la necesidad de su consciencia fueron teñidas de
los colores en besos de Sefi, Alicia y Gaspar para que jinetes nacientes aprendan
a ser envueltos con el barro compartido de nuestros caminares comunes por
sendas sin exclusividad; tintes malabares para rimar mundos posibles con la
zozobra lejana.
Magno esfuerzo de Alejandro, para horadar las venas de arena
encallecida, con Juan, Fiorina Girovaga y su troupe fetén, que reaviven la
circulación a las extremidades, ahítas de abrazos, que tejan firmes donde
anclar los vientos de casas comunes sin las fronteras de los egoísmos y allí, Isabel
acaricie con las cortinas de su sonrisa las entradas de los marinos sin
guía, a las cuevas donde Cíclopes, no
podrán culminar sus ansias, por las disfrazadas liras de Ángela, Pedro y Pablo
que embriagarán los pasos de los eternos insaciables, para que esta vez, al
menos, los corderos escudos a lobos, sean confundidos con las vibrantes notas
de las manos amarradas a los bailes callejeros de la convivencia.
Allí Cristina, pasión rítmica ante las parálisis de los
seres castigados, alza las manos para engarzarse con los Tonis eslabones, más
otros de nombres por mí olvidados, para crear cadenas que nos anclen a las
vidas posibles y no que sean las enroscadas serpientes, círculos asfixiantes a
condenados pulmones en miedos paralizantes.
¡Qué fácil fueron las horas! Con los remos hechos de madera
trenzada de hilos cómplices en miradas; montados en las olas, sujetamos impertérritos el
timón para que sus velocidades al sobrepasarnos, no nos desvíen de la polar percepción
del otro.
Maletas de mi maestro Luis, pintadas por el corazón que
siempre zarpa, ofrecidas como mesas para picnic de los encuentros, quebradas
las falsas patas del miedo a lo desconocido, del odio al diferente, de la
inacción ante el poderoso más, la última, prepotencia ante el debilitado
Los mares a enfrentar son insaciables, tragaron a
seres humillados y cansados, partimos ante las sirenas que nos aterran a la
búsqueda de un té, que nos narre las mañanas cansadas entre jazmines o les
narremos las palabras danzas sobre los muros que derribaremos y los pasos fronterizos
en los que nos encontremos sin líneas
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