¿Qué puedo hacer?, Vale, vale, no naciste en el Mediterráneo y los vientos mesetarios te acercaron a verdaderos equilibristas de las palabras. Hoy, la triste risotada te la produce uno de tus héroes, en este caso no del silencio, porque la bocaza se la ha puesto la desvergüenza. Si habla alto y seguro, él ha descubierto que habrá quien le justifique hasta su corrupción y que el origen de ella viene de los otros. ¿En qué momento una ser humano, trabajador honrado se entregó al magnificiente rico de imagen impoluta?
Nos hace caer del guindo y la verdad que, escribiendo ahora, nos lo dice muy claro: todos cuando llegamos al poder somos corruptos (aunque, si no recuerdo mal, él no parece estar por ahí) y no debéis creer a quien habla de quitar del medio a esos seres que se atraparon en su propia tela de araña; ¿Por qué?, parece reconocer que Nirvana, existió; pero en el Nirvana, como estado superior, no debe creer mucho (¿por tratar las cosas, fuera de focos, a cabezazos?); fue incrédulo desde el principio, por eso se apunto al carro del éxito, como niño extraviado de la eterna y paciente formación de la Prospe; desertó porque todos seremos atrapados y bañados por el viscoso líquido de la arácnida ansia.
Mientras, la lucha de lo real contra la realidad
Greenpeace, un mundo sin graciosetes
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