Correr por la ciudad, a veces tiene algunos sobresaltos; si visitas lugares donde adosados han endiosado, te puede suceder que el del pedestal, decida meter su coche marcha atrás, atravesando toda la calle y justo cuando tu vas a pasar a la "cova de street". Pudiera estar cayendo la tarde, como justificación, cuando tu le felicitas por meterla tan rápido, tan con acierto; pero no, te habla de los cascos, lo primero que miras son los pies, pues hoy es uno de esos días que va echando uno de todo y casi de forma indiscreta.
Despierta, te hablaba de los cascos de oír música. Y no te lo esperas, como te vas a esperar que te relacione una cosa de ver con algo de oír.
Lo peor es que entras en su juego, le hablas de un lugar de paso para peatones, de que piense, pero ya estas perdido. Ya estás pidiendo que piense uno que te habla del viento, vamos que te llama casí estúpido. Y al final te da rabía, porque le puedes tomar como tonto del culo, pero que le sigas el rollo es un poco descorazonador. Lo mejor es pensar que no existe.
A veces paramos a razonar con quien ya tiene marcado el lugar donde meterla (papeleta) y cuando te reenvian mensajes pseudo graciosos, quisieras decirle que la acera puede ir pero también venir e incluso bifucarse.
Quieren, de cualquiera manera, incluso marcha atras entrar por el aro y que todos paremos para ver esa introducción, cruzan raudos carreteras de derecha a izquierda y es ahora, su antinatural ruta, línea de obligado respeto. Pueden haber acribillado líneas continúas, pasos de peatones comunes, con coches luminosos y espléndidos pero al final de todo, te harán creer que el culpable es el que lleva ahora la batuta. Peazo burro, todos sabemos romper la partitura.
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