Bonitas palabras, bonitas imágenes, sin sentido revestido. Un anillo verde, si es por fuera, ¿cómo va a interconectar con otros puntos de la ciudad?.
Abrir caminos en la ciudad, es respeto al otro, cualquiera su medio de transporte.
El ritmo de la bicicleta no es el de la competición, es el ritmo de la cadencia del que compra, del que debe trabajar toda una jornada con esa ropa, del niño que se puede desplazar, sin marchar a una aventura. La bicicleta es para ser respetada, pero también tiene un compromiso hacia los demás, no crear riesgos imprevistos es una máxima.
Los parques, los anillos se abren a las personas que andan, que corren, a personas que pasean en bicicleta al ritmo cansino que le acercan a los olores de los parques, a las colores de los otoños, a las sensaciones del invierno.
Estamos descubriendo que nos sometimos a los coches, por la rapidez, por la comodidad, por sueños pero nos escapamos de nuestra realidad y nuestra sumisión es al "jefe" gasolina, a atascos adormideras, a los puestos de trabajo que creaban.
Ahora, tras sus años de "reinado", cuando el foso de su castillo se les ha abierto también a ellos; reclaman "porque dan trabajo". El sentimiento hacía esos dictadorzuelos que tanto daño nos hacen sería el de desprecio; el de responsabilidad hacia lo que nos rodean es ayudar, pero exigir que no nos trasladen a "otros sueños, a otros cañones únicos, a otras selvas salvajes". Queremos que investiguen porque existe tecnología para derrocar unos de los dictadores "la gasolina".
Y en este contexto, pedimos que el esfuerzo de nuestros políticos no es para hacer anillos, ni sortijas, es para que en la ciudad nos respetemos, porque hemos descubierto que el coche es otro Ciclope con pies de barro. Y no queremos estar encerrados en el miedo. Sólo en el conocimiento y en el respeto
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