El vicio del Poder. Adam McKay
Yuli. Iciar Bollain
Otro día más en la vida. Raúl de la Fuente. Damian Nenow
He visto, en los últimos
días, tres películas, la última con movimientos espasmódicos intentando ajustar
mis incomodidades por las horas de sentada
Me ceñiré en este análisis a las dos tan cercanas por el componente político que les rodea, pero sin embargo con resultados, absolutamente diferentes: "el vicio del poder" y "un día más en la vida"
En la primera, un biopic sobre el vicepresidente Dick Cheney durante el mandato de G.W Bush, vemos a un tiburón caimán que ha servido desde hace muchos años de una forma fiel a un sistema capitalista que se sirve de las debilidades de lo público para engordar y a la vez, tratar de dirigir el mundo según sus intereses. El colmo del sentirnos viajando en una goleta en la tormenta perfecta, es cuando consciente el hijo del antiguo presidente, que aspira a ser también presidente, de la debilidad vital y estructural que le rodea, se deja abrazar por un oso de mil batallas. Efectivamente, el oso devora, no se podía esperar otra cosa.
En la primera, un biopic sobre el vicepresidente Dick Cheney durante el mandato de G.W Bush, vemos a un tiburón caimán que ha servido desde hace muchos años de una forma fiel a un sistema capitalista que se sirve de las debilidades de lo público para engordar y a la vez, tratar de dirigir el mundo según sus intereses. El colmo del sentirnos viajando en una goleta en la tormenta perfecta, es cuando consciente el hijo del antiguo presidente, que aspira a ser también presidente, de la debilidad vital y estructural que le rodea, se deja abrazar por un oso de mil batallas. Efectivamente, el oso devora, no se podía esperar otra cosa.
Por el contrario, en la maravillosa composición sobre la vida de Kapucinski vemos un grandísimo contraste moral en Carlota, que fue una luchadora angoleña que trataba de
dar educación y sanidad universal a su pueblo que estaba a punto de obtener la independencia de Portugal. Ella murió con menos de 20 años,
y Rizchard Kapucinski, la dio vida para siempre. Su lenguaje era más directo y
sobre todo estaba unido al corazón de cada una de las personas que soñaba en no
depender de quienes estaban dando armas a una mínima parte de la sociedad, a la que estos (Estados Unidos, Sudrafrica) cosificaron y animalizaron para que
sus integrantes les pagarán con el acceso a los diamantes y otras riquezas. Y lo más importante, con la destrucción de una construcción colectiva
Su presentación en la
película, Carlota, con un arma y un vestido paramilitar le puede alejar de la aceptación
por parte de una sociedad que no analiza que está chica estaba buscando dar a su país
lo que nosotros mismos poseemos y a lo que no queremos renunciar.
Por el contrario, en el "VICIO DEL PODER", en su
comunidad, la mujer del vicepresidente estará más cómoda con la imagen de
una señora rubia, que como último acto amoral en toda la carrera de la familia,
aceptará apartar a su patito feo, su hija declarada lesbiana, para que los supuestos valores universales
defendidos le abran el camino a la hija dispuesta a viajar en el criterio moral
de sus padres: El poder para servir a las industrias criminales, con mentiras,
con decisiones que rompen países, y mandan a la muerte a miles de seres humanos.
Su punto de hipocresía final es hacer cargar la perversión de sus decisiones, en los electores, en quienes le dieron su confianza. Ustedes han producido todo el daño el Siria, Libia y otros países, sabían que yo soy un halcón que vuelvo siempre a la mano de mi amo. Soñaban que obtendrían beneficios, de petróleos y riquezas más asequibles. Ustedes son los culpables, no nosotros las élites, siempre sin pecado
Su punto de hipocresía final es hacer cargar la perversión de sus decisiones, en los electores, en quienes le dieron su confianza. Ustedes han producido todo el daño el Siria, Libia y otros países, sabían que yo soy un halcón que vuelvo siempre a la mano de mi amo. Soñaban que obtendrían beneficios, de petróleos y riquezas más asequibles. Ustedes son los culpables, no nosotros las élites, siempre sin pecado
Ahí está su obra, viene a decir Dick a sus
avaladores, los espectadores
Farrusco, Carlota, compañeros de viaje
de Kapucinski, en aquellos años por Angola, son más tangibles, más expuestos que las mentiras
que producen guerras con estímulos primarios en la sociedad, que se pagan durante
décadas, por empobrecimientos y enfrentamientos.
De Carlota podemos decir
que la cooperación de cada uno de nosotros puede ir cambiando la sociedad. Ella nos abre perspectivas a nuevos análisis de una sociedad que esperamos construir
Existe
la posibilidad de confluencia, que se ha desbordado de los partidos como elementos
que encauzan las diferentes perspectivas de la sociedad.
Podemos, no puede aspirar
a ser la única de la representación del 15 M, ha hecho una labor importantísima,
de enfrentamiento con unos poderes consolidados que les han atacado de forma
inmisericorde, rastrera e incluso personal. Pero aquellas plazas, a las que
desde algunas izquierdas establecidas, denigran, era un lugar común para
personas muy diferentes. Existe un mínimo común, que les tiene que permitir ver
la marcha hacía un horizonte común, de encuentro, sin personalismo, la desintegración por exclusivismos es la muerte.
Enfrente, ¿Qué es un señor que
subió y entregó a la sociedad que había confiado en él, más que un accidente en
la historia?.
¿Puede, comprendidas sus
mentiras, ser descubierto que su descendencia se beneficia de decisiones tomados
por la familia, ser un referente moral, mayor que alguien que visualiza las
desigualdades existentes en la sociedad y aporta soluciones no fáciles, pero si
necesarias?.
Seres retratados en el cine, tan diversos. ¿Dónde queremos llegar? Es una respuesta que damos y de la que no nos tenemos que sentir ajenos, en sus consecuencias